martes, 21 de julio de 2009

UP


País: EE.UU. Dirección: Pete Docter, Bob Peterson. Guión: Pete Docter, Bob Peterson, Thomas McCarthy. Música: Michael Giacchino. Distribuye en Cine: Walt Disney. Duración: 96 min. Público apropiado: Todos. Género: Animación, Aventuras, Romántico. Estreno: 31-07-2009.


El anciano aventurero

Carl Fredericksen es un niño amante de la aventura. No se pierde ni uno sólo de los documentales que narran las hazañas de Charles Muntz, un explorador que recorre el mundo con su dirigible a la búsqueda de especies animales exóticas. Pero Carl es demasiado torpe como para llevar a la práctica sus sueños, hasta que aparece en su vida la intrépida Ellie. Juntos planean ir a las cataratas del Paraíso en Venezuela, pero esa ilusión no llegó a realizarse nunca. Han pasado los años y Carl es un anciano. Pero nunca es tarde para emprender grandes proezas, sobre todo si a uno le amenazan con encerrarle en un asilo. Carl se las ingenia para salir volando, pero no cuenta con la presencia de un polizón en si improvisada nave.

Los diseñadores de Pixar no cesan de sorprender con cada nueva aventura que estrenan. Su talento creativo es desbordante, y no sólo a nivel visual, sino también en las historias entrañables y llenas de valores que nos brindan. Hay secuencias de Up, como la de arranque, que son sencillamente magistrales, cine (de animación) en estado puro. Además, se agradece enormemente que por fin se ofrezca un papel protagonista a un anciano en un filme actual, pues a golpe de culto a la eterna juventud, nuestros mayores pueden acabar convirtiéndose en la generación perdida.

No faltan en esta joya de Pixar referencias a maestros del género como Miyazaki, o a estrellas que en el pasado destacaron en el cine de aventuras: Clark Gable o Errol Flynn. Up es sin duda el estreno del verano, un filme para todos, niños y adultos, que emociona, hace reír y pensar.

martes, 14 de julio de 2009

ASALTO AL TREN PELHAM 123

Título original: The Taking of Pelham 1 2 3. País: EE.UU., Reino Unido. Dirección: Tony Scott. Intérpretes: Denzel Washington, John Travolta, John Turturro, James Gandolfini, Luis Guzmán. Argumento: John Godey (Novela "The Taking of Pelham One Two Three"). Guión: Brian Helgeland. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: Tobias A. Schliessler. Distribuye en Cine: Sony. Duración: 100 min. Público apropiado: No recomendada para menores de 13 años. Género: Thriller. Estreno: 24-07-2009. Contenidos: VD.

Déjà vu

Unos delincuentes profesionales secuestran unos vagones del metro de Nueva York y exigen al alcalde de la ciudad como rescate diez millones de dólares en el plazo de una hora, en caso contrario matarán a los rehenes. Ryder, el jefe de la banda, sólo admite como interlocutor a Walter Garber, un experto funcionario del centro de control de las vías del tren que está siendo sometido a investigación por supuesto soborno.

Asalto al tren Pelham 123 es un remake de un notable filme de los años setenta. La acción y el suspense están asegurados de la mano de Tony Scott, que suele abusar de un estilo próximo al videoclip, y que a pesar de contar con un buen reparto nos ofrece un resultado final algo mediocre. John Travolta sobreactúa demasiado interpretando a un personaje caricaturesco y Denzel Washington parece no estar muy convencido de su papel.

La trama (secuestradores, rehenes, rescate, relación protagonista-antagonista) suena a algo ya visto (Déjà vu, otro título también de Tony Scott y Denzel Washinton pero más memorable que éste), aunque Asalto al tren Pelham 123 como producto de consumo veraniego no está mal.

miércoles, 1 de julio de 2009

DESPEDIDAS

País: Japón. Dirección: Yojiro Takita. Intérpretes: Masahiro Motoki, Ryoko Hirosue, Tsutomu Yamazaki, Kimiko Yo, Kazuko Yoshiyuki, Takashi Sasano. Guión: Kundo Koyama. Música: Joe Hisaishi. Fotografía: Takeshi Hamada. Distribuye en Cine: Golem. Duración: 130 min. Público apropiado: No recomendada para menores de 13 años. Género: Drama. Estreno: 03-07-2009. Contenidos: S. Título original: Okuribito.

Hasta que volvamos a vernos

Un joven músico, Daigo, se queda en paro al disolverse la orquesta en la que trabaja como violonchelista. Abrumado por la situación deja Tokio y se traslada con su esposa para vivir en un bar que perteneció a su madre, recientemente fallecida. Al fantasma del desempleo, se une el abandono que Daigo sufrió por parte de su padre cuando no era más que un niño.

Un día, buscando empleo, descubre una oferta de trabajo en lo que le parece ser una agencia de viajes, pero cuando acude a la entrevista descubre que no se trata de lo que pensaba sino de una extraña agencia que se dedica a la ceremonia de amortajar a los difuntos en presencia de los familiares. Daigo no es capaz de negarse ante la insistencia del dueño de la funeraria, y como anda necesitado de dinero, acepta cuando el jefe le hace un pago inmediato en efectivo. Pero mantendrá el secreto a su mujer por la negativa valoración social que tiene una profesión vinculada con los muertos. Cuando ella lo descubra se producirá una crisis en su relación.

Despedidas ganó el Oscar en 2009 a la mejor película en habla no inglesa, un premio merecido pues no resulta fácil abordar el tema de la muerte sin caer en tópicos o en tonos macabros, pero el buen hacer fílmico de Takita consigue sortear con nota esos escollos. De hecho nos muestra una poética, emotiva y esperanzada narración en la que la muerte no tiene la última palabra y los conflictos familiares encuentran solución gracias a la comprensión y el perdón.

El ritmo del filme es pausado, oriental, muy ceremonioso, como ese rito en el que con extremo respeto se amortaja al cadáver. Sin embargo, no se escatiman algunos momentos simpáticos que incluso logran sacar alguna sonrisa del espectador.

jueves, 4 de junio de 2009

STILL WALKING

País: Japón. Dirección y guión: Hirokazu Koreeda. Intérpretes: Hiroshi Abe, Yui Natsukawa, You, Kazuya Takahashi, Shohei Tanaka, Kirin Kiki, Yoshio Harada. Música: Gonchichi. Fotografía: Yutaka Yamasaki. Distribuye en Cine: Golem. Duración: 114 min. Público apropiado: No recomendada para menores de 7 años. Género: Drama. Estreno: 05-06-2009.

Un hogar japonés

Una familia se reúne para recordar el aniversario del fallecimiento, hace quince años, del hijo mayor. En la celebración se dan cita tres generaciones: los abuelos, en cuya casa se lleva a cabo la fiesta, la hija, parlanchina y espontánea, y que aspira a mudarse con su marido cachazudo y sus dos alocados hijos a vivir allí, y el hijo menor, que se acaba de casar con una joven viuda que tiene un hijo de su anterior matrimonio. El abuelo es un médico jubilado, orgulloso y arisco, que añora a su hijo muerto y maltrata a su segundo hijo por considerarlo un inútil (se dedica a la restauración de cuadros), pues nunca eligió lo que su padre tanto deseaba: ser otro médico. La abuela es un ama de casa dicharachera pero que no ve con buenos ojos a la viuda y a su niño.

Still walking trascurre en apenas 24 horas y en la vivienda familiar, pero Koreeda filma con maestría ese reducido espacio y nos muestra con detalle, pero a la vez con frescura y simpatía, las costumbres cotidianas del Japón (desde la visita a una tumba o la preparación de una comida hasta el sencillo hecho de tomarse un baño). Y a pesar del tono agridulce del conflicto familiar que se nos cuenta en esta sencilla película, el director nipón nos brinda una visión esperanzada y positiva de la familia.

Still walking recuerda a los filmes del clásico Ozu pero actualizados al Japón del siglo XXI, por tanto, una pequeña joya del séptimo arte.

jueves, 28 de mayo de 2009

TERMINATOR SALVATION


País: Alemania, EE.UU., Reino Unido. Dirección: McG. Intérpretes: Christian Bale, Anton Yelchin, Sam Worthington, Bryce Dallas Howard, Moon Bloodgood, Common, Helena Bonham Carter, Michael Ironside. Argumento: James Cameron (Personajes), John D. Brancato (Historia), Michael Ferris (Historia), Gale Anne Hurd (Personajes), David C. Wilson (Historia). Guión: John D. Brancato, Michael Ferris. Música: Danny Elfman. Fotografía: Shane Hurlbut. Distribuye en Cine: Sony. Duración: 118 min. Público apropiado: Mayores de 13 años. Género: Acción, Ciencia ficción. Estreno: 05-06-2009. Contenidos: V.

Salvar el futuro

Año 2003. Un condenado a muerte cede su cuerpo a la ciencia. Año 2018, después del día del juicio final, Skynet se ha hecho con el control de la Tierra, pero los humanos no se resignan a vivir dominados por la máquinas y entablan una feroz resistencia para lograr su libertad. Para ello cuentan con un líder, John Connor, que ahora está casado y espera su primer hijo, a la vez que repasa a diario las notas grabadas que le dejó su madre Sarah, con el fin de hallar una guía segura que le permita vencer en la batalla final.

Pero el futuro no es exactamente tal y como su madre había previsto, lo que hace difícil decidir qué estrategia seguir. La trama da un giro imprevisto cuando aparece prisionero en la sede de Skynet el individuo que fue ejecutado y entregó su cadáver a los científicos quince años antes.

Terminator Salvation supone la cuarta entrega de la saga y nos ofrece un recital espectacular de acción, explosiones, luchas entre humanos y terminators, algún que otro giño al actor más famoso de la saga (que no actúa en ésta pues sus obligaciones políticas se lo impiden), y un futuro desolador, como viene siendo habitual en el cine futurista desde los tiempos de Blade Runner.

Se echa en falta, sin embargo, un guión más trabajado, sobre todo en la definición de personajes y algo más de hondura dramática. No defraudará a los fans, pero me parece que todavía no se ha logrado superar la excelente Terminator 2.

lunes, 11 de mayo de 2009

ÁNGELES Y DEMONIOS

País: EE.UU. Dirección: Ron Howard. Intérpretes: Tom Hanks, Ayelet Zurer, Ewan McGregor, Stellan Skarsgård, Armin Mueller-Stahl, Nikolaj Lie Kaas. Guión: David Koepp, Akiva Goldsman. Música: Hans Zimmer. Fotografía: Salvatore Totino. Distribuye en Cine: Sony. Duración: 138 min. Público apropiado: Mayores de 16 años. Género: Thriller. Estreno: 15-05-2009. Contenidos: V.

Conspiración de silencio

Varios días después de la muerte del Papa se reúne el cónclave de cardenales para la elección del futuro Sumo Pontífice. Pero el secuestro de cuatro purpurados considerados favoritos en la votación crea una crisis en el Vaticano, sobre todo al saberse que los autores del suceso se atribuyen el nombre de una antigua sociedad secreta, Los Illuminati, hostil a la Iglesia y que ha colocado una bomba de antimateria en las grutas vaticanas. Para evitar una tragedia, los agentes de la guardia suiza solicitan la ayuda de un profesor agnóstico, Robert Langdon, y de una joven científica italiana.

Ángeles y demonios se presenta como una secuela de El Código da Vinci pero en realidad es una precuela, pues fue escrita hace diez años por Dan Brown y sólo tras el éxito del Código se ha reeditado y llevado al cine. Por tanto, con Ángeles y demonios volvemos a tener más de lo mismo: tramas inverosímiles, errores históricos apabullantes, descripciones grotescas sobre la Iglesia, etc. Y aunque Ron Howard ha intentado eliminar algunas de las más sonoras patochadas de Brown no se ha librado del todo de la arrogante ignorancia del novelista.

Religión y ciencia

En Ángeles y demonios aflora una visión muy pobre del supuesto conflicto entre fe religiosa y ciencia: aquella que ve a la Iglesia como una institución intolerante y enemiga del progreso científico. Un tema que daría para mucho, pero para no aburrir al lector me limito a mencionar dos hechos históricos que el tándem Howard-Brown tal vez desconozca (¿o conspira para ocultarlos…?): a) Los más prestigiosos historiadores de la ciencia reconocen que ésta surge en el Renacimiento gracias a la idea de que el cosmos es racionalmente comprensible y es un único sistema de fuerzas, conceptos que se derivan de la creencia judeocristiana en un único ser racional como creador del universo: Dios; y b) cuando se apela al Big Bang como alternativa a Dios me dan ganas de reír a mandíbula batiente: ¿quién fue uno de los primeros en formular esa hipótesis? George Lemaître, un sacerdote y astrónomo belga. ¿Lo sabían? Esto sí que es conspiración de silencio.

La conjura de los necios

Y la verdad es que películas como Ángeles y demonios parecen ser un claro reflejo de nuestra sociedad posmoderna, caracterizada por la ausencia de reflexión (algo a lo que contribuye enormemente el ritmo endiablado del filme) y por una supina ignorancia no solo en temas de religión sino también de historia, arte, ciencia o filosofía. Y a ese público va dirigida Ángeles y demonios. Un público que, parafraseando a Chesterton, ya no cree en Dios pero sí cree en cualquier sandez.

Con Ángeles y demonios Ron Howard confirma su incapacidad para llegar a ser un autor cinematográfico, y parece decirnos que se conforma con ser un simple artesano que sólo acierta cuando filma historias reales y profundas como El desafío, Apolo XIII o Una mente maravillosa, y no bodrios increíbles de religión ficción.

miércoles, 29 de abril de 2009

X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO



Título original: X-Men Origins: Wolverine. País: Australia, EE.UU., Nueva Zelanda. Dirección: Gavin Hood. Intérpretes: Hugh Jackman, Ryan Reynolds, Liev Schreiber, Dominic Monaghan, Lynn Collins, Danny Huston, Daniel Henney, Taylor Kitsch, Kevin Durand, Tahyna Tozzi, Stephen Leeder. Guión: David Benioff, Skip Woods. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: Donald McAlpine. Distribuye en Cine: Fox. Duración: 107min. Público apropiado: Jóvenes. Género: Acción, Cómic, Fantástico. Estreno: 30-04-2009. Contenidos: V.

El lobo enamorado de la luna

Esta precuela de la serie X-Men narra el origen de Logan y cómo llega a convertirse en Lobezno. Para ello, el filme nos ofrece una trepidante aventura desde finales del siglo XIX, pasando por las dos guerras mundiales, Vietnam, etc., hasta llegar a nuestros días en los que Logan se ha retirado a vivir en como leñador en una tranquila aldea con su amada, una maestra de pueblo. Para ese paraíso será roto por una desagradable e inesperada visita.


X-Men Orígenes: Lobezno dirigida por el ganador de un Oscar Gavin Hood (Tsotsi), tal vez no defraude a los incondicionales del género, pues ofrece acción a raudales y una explicación plausible del origen de la saga. Pero se echa en falta un mejor trabajo de guión y más definición en los personajes.

martes, 21 de abril de 2009

THE INTERNATIONAL (Dinero en la sombra)


País: Alemania, EE.UU., Reino Unido. Dirección: Tom Tykwer. Intérpretes: Clive Owen, Naomi Watts, Armin Mueller-Stahl, Ulrich Thomsen. Guión: Eric Singer. Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek, Tom Tykwer. Fotografía: Frank Griebe. Distribuye en Cine: Sony. Duración: 118 min. Público apropiado: Mayores de 13 años. Género: Thriller. Estreno: 24-04-2009. Contenidos: V.

Bancos y tráfico de armas

Salinger, agente de la Interpol y Whitman, una ayudante del fiscal del distrito en Nueva York, siguen la pista de un poderoso banco de Luxemburgo que sirve de tapadera para el negocio de armas en el tercer mundo. Pero uno a uno, todos sus confidentes, son asesinados por criminales profesionales que no dejan huella alguna y con la complicidad de agentes corruptos y del sistema financiero internacional. Pero el agente Salinger no se detendrá ante nada, incluso violará la ley, para dar con el responsable principal de ese complot.

The International es un thriller de fondo financiero (¡y eso que estamos en tiempos de crisis!, ¿cómo se lo tomarán los bancos?) rodado con agilidad por el alemán que hace años nos sorprendió con Corre, Lola, corre. No faltan escenas espectaculares, como el tiroteo en el museo Guggenheim de Nueva York, y un reparto internacional, vaya redundancia, que cumple con solvencia. Tal vez se eche en falta una mayor definición en el guión de algunos personajes, sobre todo los correctamente interpretados por Naomi Watts y el actor danés Ulrich Thomsen (Celebración, Hermanos).

25 KILATES

País: España. Dirección y guión: Patxi Amézcua. Intérpretes: Aida Folch, Francesc Garrido, Manuel Morón, Joan Massotkleiner, Héctor Colomé. Música: Francis Amat. Fotografía: Sergi Gallardo. Distribuye en Cine: Golem. Género: Thriller. Duración: 86 min. Público apropiado: mayores de 16 años. Estreno: 24-04-2009. Contenidos: VX.

Cine negro español

Abel es un boxeador con un futuro prometedor al que un suceso trágico obliga a buscarse la vida como cobrador del frac. Kay es una joven a la que su padre ha educado desde niña para ser cómplice de sus trapicheos. Garro es un policía corrupto de la brigada antirrobos que obtiene beneficios del material incautado en las detenciones. En definitiva, unas personas bastante desorientadas cuyos encuentros por la ciudad de Barcelona provocarán giros inesperados.

25 kilates está narrada con gran agilidad -puro cine de género al estilo de las películas policiacas de los años 40 y 50, pero puesto al día-. Por eso, aquí no encontraremos detectives solitarios o mujeres fatales, sino que todos los personajes tienen unos vínculos familiares a los que no pueden renunciar. Esa humanización de los personajes viene acompañada por el uso de la elipsis, que otorga ritmo a la cinta y evita caer en las tópicas escenas de sexo (salvo en la breve secuencia inicial) que no aportan nada, como reconoció el director del filme en una rueda de prensa.

25 kilates es la opera prima del navarro Patxi Amézcua que después de haber recibido varios premios en diversos certámenes, participa en el festival de cine de Málaga. Y la verdad es que ha sido una grata sorpresa encontrar una realización atípica en el panorama del cine español actual, que huye de los tópicos al uso y que a pesar de su crudeza deja una puerta abierta a los conflictos que plantea.

jueves, 16 de abril de 2009

TESTIMONIO

















Director: Pawel Pitera. Guión: G. Franco Svidercoschi y P. Pitera basado en el libro “Una vida con Karol” del cardenal Dziwisz. Narrador: Michael York. Música: Vangelis. País: Polonia. Género: Documental. Duración: 97 min. Público adecuado: Todos. Venta en DVD: 08-04-2009. Distribuye: Tripictures.
Un hombre para la eternidad

Aparece en DVD el documental estrenado el pasado octubre en el Vaticano y que recrea momentos públicos, junto a otros privados y entrañables, del papa Juan Pablo II. Testimonio está basado en las memorias del que fue su secretario personal durante casi cuarenta años: Estanislao Dziwisz. La película ofrece algunos detalles inéditos como las salidas de incógnito que el papa hacía, sin escolta, fuera de los muros del Vaticano o el exorcismo realizado a una mujer.

El documental intercala entrevistas al secretario del papa polaco con imágenes inéditas de Karol Wojtyla o recreaciones tanto de su infancia como de hechos de su pontificado, acompañados por la narración del actor Michael York.

Testimonio es una cinta de ritmo ágil, y con la excelente banda sonora de Vangelis, que gustará tanto a los que ya conocen bien la vida de Juan Pablo II como a los que sólo tienen una vaga idea acerca del hombre que llevó la luz del evangelio a un mundo en tinieblas.

jueves, 26 de marzo de 2009

GRAN TORINO


País: EE.UU. Dirección: Clint Eastwood. Intérpretes: Clint Eastwood, Geraldine Hughes, John Carroll Lynch, Cory Hardrict, Dreama Walker, Brian Haley, Bee Vang, Ahney Her. Argumento: Dave Johannson, Nick Schenk. Guión: Nick Schenk. Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens. Fotografía: Tom Stern. Distribuye en Cine: Warner. Duración: 116 min. Público apropiado: No recomendada para menores de 13 años. Género: Acción, Drama. Estreno: 06-03-2009. Contenidos: VD.

El mejor Eastwood


Sucede en algunos directores que al llegar a su vejez decae su talento creativo, o pierden el control de sus producciones que acaban en manos de otros individuos menos geniales, con lo que el resultado final acaba siendo deplorable. No es el caso de Clint Eastwood que, como el buen vino, mejora con el tiempo.

Gran Torino relata las peripecias de un jubilado, Walt Kowalski (un apellido muy cinematográfico, por cierto, recuerden a Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo y al replicante Leon en Blade Runner). Wally, el apelativo cariñoso que le asigna una vecina, combatió en Corea y trabajó en la fábrica Ford. Ahora acaba de enviudar y gasta sus horas gruñendo ante la invasión de inmigrantes que padece su barrio y las pésimas relaciones que mantiene con sus hijos. Una rutina que será alterada por una peculiar relación con dos de sus vecinos, Sue y su hermano Thao, de la etnia hmong. Y otra no menos llamativa que mantiene con el padre Janovich, un joven sacerdote que prometió a la mujer de Walt, en su lecho de muerte, que haría todo lo posible para que su marido acabara confesándose.

Puede que Gran Torino no sea, desde el punto de vista formal o estético, el mayor logro de este cineasta de casi ochenta años, pero sí me parece que lo es desde el punto de vista antropológico, ético y religioso. Clint Eastwood ha dado un vuelco radical después de ofrecernos a lo largo de su extensa filmografía una serie de personajes a la deriva, auténticos antihéroes que ante un conflicto dramático –que exige de ellos una respuesta ponderada– se bloquean, acaban sacando a flote su lado más débil y terminan por hundirse en el abismo que ellos han escogido.

De antihéroe a héroe mesiánico


Por el contrario, Gran Torino al tiempo que nos brinda con el personaje de Walt uno de los cascarrabias más entrañables de los últimos tiempos –hay situaciones y diálogos divertidísimos– ofrece un giro admirable en la trayectoria del realizador americano al mostrar a un personaje que, ante el dilema de su vida, acaba convirtiéndose en un héroe que da sentido a su existencia y a la de los otros.
Hemos pasado del fatalismo de Million Dollar Baby a la plenitud antropológica y religiosa de un personaje que adquiere tintes mesiánicos. Eastwood no ha esquivado inspirarse en el héroe redentor por antonomasia: Cristo. Lo cual se refleja también en la entrañable figura del joven sacerdote, algo impensable en nuestra filmografía, salvo gloriosas excepciones como Gracia Querejeta (Héctor) o Ángeles González Sinde (Una palabra tuya), ¡que tomen nota Amenábar, Cuerda y Fesser!

Gran Torino es una gran lección para todos los nihilistas de turno que viven de esa rancia pose; ya va siendo hora de que nos ofrezcan un cine más esperanzador. ¡Enhorabuena por esa trasformación, señor Eastwood! ¡Felicidades por este grandioso testamento fílmico!

domingo, 15 de marzo de 2009

LOS ABRAZOS ROTOS




País: España. Dirección y guión: Pedro Almodóvar. Intérpretes: Penélope Cruz, Lluís Homar, Blanca Portillo, Ángela Molina, Rossy de Palma, Lola Dueñas, Chus Lampreave, Carmen Machi, Kiti Manver. Música: Alberto Iglesias. Fotografía: Rodrigo Prieto. Distribuye en Cine: Warner. Duración: 125 min. Público apropiado: Adultos Género: Drama. Estreno: 18-03-2009. Contenidos: XD.

Más cine, por favor

Madrid, 2008. Harry Caine es el alias de un director de cine (Mateo Blanco) que perdió la vista, y a la mujer que amaba, en un trágico accidente catorce años antes. Ahora sobrevive escribiendo guiones con la ayuda de Diego, el hijo de Judit su antigua productora, a la vez que intenta evadirse de su angustia con las fugaces aventuras eróticas que mantiene con desconocidas. Caine pretende haber sepultado su pasado (por eso emplea este seudónimo) pero un día sus peores pesadillas reaparecen en la persona de un siniestro aspirante a director: Ray X. Tal encuentro le forzará a rendir cuentas con su vida y su obra fílmica.

Pedro Almodóvar rinde homenaje en Los abrazos rotos a su gran amor: el cine; y a sus géneros favoritos: la comedia, el melodrama y el cine negro. Por todo ello, el realizador manchego se permite la autocita (Mujeres al borde de un ataque de nervios) y crea un alter ego en la figura del director Mateo Blanco, interpretado por Lluis Homar y vestido con el atuendo que el propio Almodóvar usaba en los noventa. También maquilla y viste a Penélope Cruz como Audrey Hepburn, y en alguna escena la actriz madrileña adopta un gesto que recuerda remotamente al de Sean Young en Blade Runner.

Junto a todo esto, tampoco se resiste el manchego a hacer guiños a diversos realizadores como Rossellini (Te querré siempre), Louis Malle (Ascensor para el cadalso) o Woody Allen (Un final made in Hollywood). Tres filmes que aluden a los temas centrales de Los abrazos rotos: el amor, incluso obsesivo (¿o la ley del deseo?), la muerte y la creación artística.

Con esta producción, que no llega a la altura de otras películas suyas (como Volver o Todo sobre mi madre), Almodóvar dirige la mirada hacia sí mismo (señaló en la rueda de prensa de presentación del filme que en la medida en que se va haciendo mayor le gusta más una vida de interiores, sin tanto ajetreo exterior) y vuelca sus temas y obsesiones centrales en una trama que, salvo en los primeros minutos, carece de fuerza y trascendencia. Tal vez el motivo sea haber dejado de lado la dimensión misteriosa que envuelve al amor, la muerte y la creación. Cuando presentó su anterior filme, Volver, aseguró que se había enfrentado al enigma de la muerte, pero a costa de negar todo misterio al respecto; algo que resulta palpable tras su visionado.

Eros y thanatos

Por tanto, al esquivar toda incógnita sobre el más allá (Almodóvar también confesó, en la rueda de prensa citada, el siguiente contrasentido: rezo aunque no soy creyente ¿?) la vida queda sometida ¡cómo no! a la “ley del deseo”. Un deseo, por otra parte, muy cercano a la muerte. “Por razones que desconozco, afirmó Buñuel, he encontrado siempre en el acto sexual una cierta similitud con la muerte, una relación secreta pero constante”. Y no es casualidad que en Los abrazos rotos se aprecie esta conexión entre eros y thanatos, incluso de manera explícita en alguna escena.

La explicación de este fenómeno hay que buscarla en la negación de la autotrascendencia de la existencia humana. Dicho de forma positiva: el ser humano, advierte Frankl, se autorrealiza en la medida en que se trasciende al servicio de una causa o en el amor a otra persona. Es decir, el hombre sólo se humaniza plenamente cuando se pasa por alto y se olvida de sí mismo.

Sin embargo, las escenas eróticas de Los abrazos rotos carecen de estas cualidades, más bien parecen ser meros desahogos físicos, que en el mejor de los casos dejan una cierta vinculación sentimental más o menos obsesiva (el amor fou) pero con el regusto amargo del vacío y de la muerte al acecho. Los personajes de Almodóvar, como los del mundo real, participan en una carrera imparable de obstáculos impulsados por sus deseos. No cesan de anhelar nuevos objetos y nuevas personas que una vez obtenidos les dejan de nuevo insatisfechos. Aquí radica el misterio de la felicidad. Un enigma que no se puede anular a no ser que se quiera reducir al hombre a una pasión inútil.

Pues si resulta que poseemos una capacidad infinita de querer y advertimos que tras esa voluntad inextinguible late una verdadera apertura a la trascendencia, el absurdo se transforma en misterio: un Bien infinito nos atrae. Todo esto sería imposible dentro del ámbito de la finitud. Ese bien ilimitado no se sustituye con una infinitud de bienes caducos y pasajeros. Almodóvar no llega a vislumbrar que en el encuentro en el que consiste el amor personal también se entrevé una vía al absoluto. El amor personal no se reduce a un mero intercambio de fluidos o placeres, sino que es un acontecimiento de participación en un Bien mayor.

Amor y eternidad

El amor y la entrega totales forjan a la persona, de ahí que todo amor verdadero anhele la eternidad, y no conciba su final como algo lógico. Marcel lo expresó diciendo que amar a una persona es manifestarle que no morirá jamás. Y Ortega y Gasset explicaba que querer a alguien supone no poder concebir un universo donde esa persona no esté presente (una idea que refleja el desenlace de Inteligencia artificial, de Spielberg). Por eso el amor pide de suyo eternidad. La supervivencia del amor más allá de la muerte es un tema recurrente también en el cine, como se puede observar en Always, Más allá de los sueños o El sexto sentido, por citar unos pocos ejemplos. Incluso el filme de Rossellini citado por Almodóvar (Te querré siempre) pierde su fuerza en el contexto agnóstico de Los abrazos rotos.

Si se niega la trascendencia toda narración vital, y en concreto el argumento amoroso, queda reducida a una farsa, a una pasión inútil. Todo se resumiría en una representación que esconde la nada y el absurdo tras sus artificios. Cualquier realización valiosa de la persona estaría sometida a la fugacidad de las apariencias y destinada a ser aniquilada. Si la persona se reduce a un puñado de átomos reunidos al azar, en el fondo no existe nadie, nunca existió ningún sujeto. La muerte revelaría un vacío que siempre estuvo ahí.

Fotos y abrazos rotos

Declara Almodóvar la consabida idea de que la vida es dura, terrible y caótica pero que el arte confiere a lo real una finalidad, un orden, un sentido del que carece por sí mismo. Un concepto que se expresa en Los abrazos rotos con la metáfora de la foto descompuesta en mil pedazos y que uno de los personajes intenta recomponer (un símil ya visto, por ejemplo, en Amelie).

De todos modos este tópico no resiste un análisis riguroso porque el arte forma parte de la vida y si podemos dar orden a nuestras historias (o recomponer una fotografía) tal vez sea porque esa misma vida ya tiene una cierta configuración y sentido, aunque no sea fácil descubrirlo, sobre todo en los momentos más trágicos de nuestra existencia, como refleja el filme de Richard Attenborough Tierras de penumbra.

Habría que sugerir, más bien, que este sentido no es creado por el hombre, más bien es algo o alguien que encuentra en su vida. Por eso el amor, el trabajo creativo, la religión e incluso el sacrificio constituyen aspectos de la realidad que otorgan significado y sentido a la vida humana.

Incluso la creación artística, otro de los asuntos sobre los que reflexiona Almodóvar en Los abrazos rotos, al ser una expresión de nuestros anhelos, no se puede entender sin la referencia al misterio de la trascendencia. En ella comparece lo simbólico, y el símbolo, decía Ricoeur, da que pensar. El símbolo, por tanto, es el medio en el cual se puede exponer, de un modo sensible, la dimensión sagrada y religiosa del ser humano. Mediante lo simbólico puede llevarse a cabo una creación artística que manifieste lo sagrado. Por eso Eugenio Trías afirma que el arte,

“sin ese referente (sin la compleja presencia/ausencia de lo sagrado), no puede desplegar su vocación y su designio: el de bañar con una aureola de resplandor aquello en lo cual interviene: un espacio urbano o monumental, o un argumento musical o narrativo, o una instantánea poética, o un poema visual capaz de plasmarse en una imagen pictórica. (...) El gran arte moderno resiste siempre en relación al flujo y reflujo de esa marea (nihilismo). Se aviene mal con el grito de guerra del profeta nietzscheano (“Dios ha muerto”). El referente sagrado existe, insiste y resiste (...). El arte es, de hecho, una protesta de sentido en relación a la muerte. Postula una vida nueva resucitada, recreada” (Pensar la religión, Destino, Barcelona 1997, pp.118, 120).

¡Ojalá Almodóvar nos brinde algo así en sus futuras producciones!

jueves, 12 de marzo de 2009

R.A.F. FACCIÓN DEL EJÉRCITO ROJO (Der Baader Meinhof Komplex)


País: Alemania, Francia, República Checa. Dirección: Uli Edel. Intérpretes: Martina Gedeck, Moritz Bleibtreu, Johanna Wokalek, Nadja Uhl, Jan Josef Liefers, Stipe Erceg. Argumento: Stefan Aust (Libro). Guión: Bernd Eichinger, Uli Edel. Música: Peter Hinderthür, Florian Tessloff. Fotografía: Rainer Klausmann. Distribuye en Cine: Aurum. Duración: 150 min. Género: Drama Histórico. Estreno: 13-03-2009. Público apropiado: Adultos. Contenidos: VXS.

El vértigo del terrorismo

República Federal Alemana 1967. Una periodista de prestigio, Ulrike Meinhof, casada y con dos hijas gemelas, y Andreas Baader, un vulgar y violento delincuente, fundan una organización para protestar contra la opresión de los gobiernos capitalistas, la guerra de Vietnam y los sufrimientos del pueblo palestino. Y como suele suceder en estos casos, lo que en un principio se limitaba a boicots y reivindicaciones más o menos virulentas, acaba convirtiéndose en terrorismo puro y duro (bombas, asesinatos, secuestros, etc.).

R.A.F. Facción del Ejército Rojo aunque estuvo nominada a los Oscar, y ha sido producida por miembros del equipo de El Hundimiento, no llega a la altura de este interesante filme histórico sobre Hitler. Pesa en su contra su excesivo metraje, la caída de ritmo en la segunda mitad del filme, después de un arranque trepidante y ágil, y la machacona insistencia en mostrar sin tapujos el estilo de vida amoral y exhibicionista de los miembros de la banda, que si bien manifiesta su degradación moral, en algunos momentos puede hacerse molesto.

En cuanto a los aspectos positivos, aparte de lo ya sugerido sobre la impactante realización de las secuencias de acción, R.A.F. Facción del Ejército Rojo ofrece una visión nada idealizada de estos comandos terroristas herederos de mayo del 68, y aporta una interpretación convincente, que echa abajo algunos mitos y rumores, sobre el final de la banda.

A CIEGAS (BLINDNESS)





País: Brasil, Canadá, Japón. Director: Fernando Meirelles. Argumento: José Saramago (Novela "Ensaio Sobre a Cegueira"). Guión: Don McKellar. Intérpretes: Julianne Moore, Mark Ruffalo, Alice Braga, Yusuke Iseya, Danny Glover. Fotografía: César Charlone. Distribuye en Cine: Notro Films. Duración: 120 min. Género: Drama. Estreno: 13-03-2009. Público apropiado: Adultos. Contenidos: XDS.

Si un ciego guía a otro ciego…

Un día cualquiera en una ciudad cualquiera la epidemia brota de un modo imprevisto. La gente se queda ciega de repente, sin previo aviso, con una ceguera blanca, lechosa. Las autoridades alarmadas encierran a los contagiados en un desvencijado hospital. Pero pronto la epidemia causará estragos en toda la población y el caos, el pillaje y las pasiones más rastreras harán presencia en esa ciudad desolada. Sólo una mujer conserva de modo secreto (únicamente su marido lo sabe) la capacidad de ver en ese antro de invidentes.

Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El jardinero Fiel) adapta a la pantalla la novela del premio nobel portugués José Saramago, y si esta nos brindaba un retrato abrumador, horrible e indigesto de las bajezas humanas, algo similar nos ofrece el filme del director brasileño, a pesar de sus esfuerzos por mitigar algo ese radical pesimismo en el tramo final del filme. Otro asunto es si uno puede llegar intacto a esa última etapa de A ciegas, después de dos horas angustiosas, insoportables y reiterativas, en las que parece reflejarse aquella frase de Hobbes que asumen los nihilistas y pesimistas como Saramago: el hombre es un lobo para el hombre.

Y es que una sociedad y una ética que no se fundamenta en valores consistentes, y carece de una referencia a un fundamento metafísico (más o menos consciente) en el ser Absoluto (Dios) deriva en la afirmación de una voluntad arbitraria, con todos los problemas que esa tesis conlleva (no olvidemos que Saramago se proclama ateo). Si todos tenemos una libertad sin límites, buscaremos a toda costa ser los protagonistas exclusivos de nuestra vida, sin admitir el papel de los demás o las exigencias de los otros. El mundo de los demás será, como refleja el filme A ciegas, parafraseando a Sartre y Hobbes, un infierno plagado de lobos.


miércoles, 28 de enero de 2009

VALKIRIA













Título original: Valkyrie. País: Alemania, EE.UU. Dirección: Bryan Singer. Intérpretes: Tom Cruise, Kenneth Branagh, Bill Nighy, Tom Wilkinson, Carice van Houten, Thomas Kretschmann, Terence Stamp. Guión: Christopher McQuarrie, Nathan Alexander. Música: John Ottman. Fotografía: Newton Thomas Sigel. Distribuye en Cine: Fox. Duración: 115 min. Público apropiado: Jóvenes. Género: Bélico, Histórico. Estreno: 30-01-2009

Misión: matar al tirano

El coronel alemán, de origen aristocrático, Claus von Stauffenberg resulta herido en el frente africano en 1943. Allí pierde un ojo y una mano por lo que es condecorado junto con su batallón. Al ser trasladado a Berlín se le asciende a Jefe del Estado Mayor de la Reserva, un cargo que le permitirá despachar directamente con Hitler, al que precisamente no guarda demasiado afecto. Incluso el joven coronel no se ha mordido la lengua a la hora de criticar los excesos del régimen nazi, su violencia y crueldad con civiles, prisioneros rusos y judíos.


Stauffenberg descubre que no está solo en esa oposición al dictador. Otros oficiales como el general Olbricht, el coronel Mertz von Quirnheim, el general Beck o el Mayor von Tresckow, y civiles como el Dr. Carl Friedrich Goerdeler, coinciden con él en lo tocante a la necesidad de tomar una medida drástica que pare los pies definitivamente a esa bestia negra llamada Adolf Hitler.


Todos deciden que Von Stauffenberg asuma la organización de la operación, pues su nuevo cargo le permite acceder a los documentos de la llamada Operación Valkiria: un protocolo ideado por Hitler para evitar un golpe de Estado en caso de muerte repentina del Führer. Pero los conspiradores conseguirán dar la vuelta a ese documento en su favor.

La justificación ética del tiranicidio


La decisión que van a tomar los integrantes de ese complot para eliminar a Hitler supone una seria y grave reflexión moral que en el filme solo se apunta colateralmente. Von Stauffenberg parece seguir en sus decisiones la clásica teoría, sostenida por filósofos antiguos, medievales y renacentistas, que justifica el tiranicidio. Según estos autores, entre los que se encuentra el español Domingo de Soto, en ciertas condiciones extremas y cuando se han agotado los recursos pacíficos, es legítimo derrocar al tirano que ha usurpado el poder o violado los derechos humanos gravemente y de manera continuada. Supondría, por tanto, una aplicación del principio de legítima defensa, que en algunos casos conlleva la misma muerte de injusto agresor.

Cine y nazismo: una veta inagotable


Valkiria, como sucede con las recientes películas sobre el nazismo (El niño con el pijama de rayas, El último tren a Auschwitz, El hundimiento o Sophie Scholl) vuelve a sorprendernos cuando parecía que ya no se podían contar más historias sobre la Segunda Guerra Mundial. Para ello recurre, como sus antecesoras, a un punto de vista original: en este caso la resistencia a Hitler de algunos oficiales y civiles alemanes influyentes (llegaron a ser cientos, aunque la película sólo se centre en unos pocos).


Por otra parte, el director del filme, Bryan Singer (Sospechosos habituales, X-Men) consigue mantener el suspense y la emoción hasta el final, aunque uno conozca el desenlace de los hechos históricos que se narran en Valkiria. Para ello cuenta con un reparto lleno de secundarios de lujo (tanto americanos e ingleses como alemanes) y un Tom Cruise que intenta recuperar su prestigio con la sobria, pero certera, interpretación de un héroe nacional germano, y además católico, lo que no ha dejado de provocar cierta polémica e indignación en Alemania por la militancia de Cruise en la controvertida secta de la Cienciología.

lunes, 12 de enero de 2009

LA CLASE






















Título original: Entre les murs. País: Francia. Dirección: Laurent Cantet. Intérpretes: François Bégaudeau, Franck Keïta, Wei Huang, Esmeralda Ouertani, Rachel Régulier, Olivier Dupeyron. Guión: Laurent Cantet, François Bégaudeau, Robin Campillo. Fotografía: Pierre Milon. Distribuye en Cine: Golem. Duración: 128 min. Público apropiado: Jóvenes. Género: Cine social, Drama. Estreno: 16-01-2009.


El profesor Keating visita París

François es un joven profesor de lengua de un Instituto conflictivo de París. Sus alumnos, como ya va siendo habitual en nuestras aulas, pertenecen a diversas razas y países, y a diversas tribus urbanas. Todo ello crea un ambiente conflictivo y apático en el aula debido a la convicción, por parte de algunos docentes y de no pocos muchachos, de que esos estudiantes no tienen muchas aptitudes académicas y su vida no les deparará especiales logros profesionales. Pero el profesor de lengua no es de esa opinión, por lo que intentará elevar la moral de sus alumnos y no limitarse a que asimilen unos rudimentos de lengua o literatura. Para ello decide involucrarse en los problemas personales de esos adolescentes y hacerles reaccionar. Y aunque en algunos casos François tome medidas discutibles, o incluso erróneas, su labor no dejará indiferente a nadie.

La clase es una de las recreaciones más realistas de la labor docente que se hayan visto nunca en la gran pantalla. Hasta qué punto lo que nos muestra este filme francés es ficción o realidad –teniendo en cuenta que el reparto del filme no está formado por actores profesionales sino por docentes y discípulos– tendrá que decirlo el espectador, sobre todo si es educador o la ha sido. En cualquier caso, y sin lugar a dudas, disfrutará con este filme casi documental, pero con una trama llena de conflictos muy bien narrados.

La clase trae a nuestra memoria filmes recientes como Diarios de la calle, La ola o Los chicos del coro, y otros ya clásicos como El club de los poetas muertos, pero de los que se diferencia por su puesta en escena, sobria y sencilla (todo transcurre entre los muros del instituto, no se nos muestra lo que ocurre una vez que todos abandonan las aulas, aunque lo intuimos).

lunes, 3 de noviembre de 2008

BELLA


























País: EE.UU., México. Dirección: Alejandro Gómez Monteverde. Intérpretes: Eduardo Verástegui, Tammy Blanchard, Manny Perez, Ali Landry, Angélica Aragón, Jaime Tirelli, Ramón Rodriguez, Tawny Cypress, Sophie Nyweide.. Guión: Patrick Million, Leo Severino, Alejandro Gomez Monteverde. Música: John Reese. Fotografía: Andrew Cadelago. Duración: 91 min. Público apropiado: Jóvenes. Género: Drama, Romántico. Estreno: 07-11-2008.

¡Qué bello es vivir!



José es un prestigioso futbolista mexicano con un futuro prometedor, pero un trágico suceso cambió su vida. Ahora trabaja en Nueva York, como chef en el restaurante de su hermano Manny. El negocio es prestigioso, pero José no ve con buenos ojos el tono de excesiva exigencia que su hermano ejerce con los empleados. Su paciencia llega a un límite cuando Manny despide a una de las camareras, Nina, por llegar tarde al trabajo. Ante el estupor de todos, José abandona la cocina y sale en búsqueda de Nina, la cual le confiesa que el motivo de sus retrasos es algo que acaba de descubrir y para lo que no está preparada: un embarazo.

Bella es una película sencilla, de bajo presupuesto pero con una gran carga de humanidad, y que afronta con valentía, pero sin estridencias ni beligerancia alguna, el drama del aborto en nuestra sociedad. Todo ello con una visión optimista de la existencia, fruto de la cultura de la vida, y abierta a la trascendencia. Una actitud vital que se propone con naturalidad y sin humillar al que piensa de modo diferente.

Bella es la primera película de Metanoia Films, una productora independiente fundada por Eduardo Verástegui (actor), Alejandro Monteverde (director, que también ha colaborado en el simpático cortometraje Historia de un letrero http://en.zappinternet.com/video/nilSqaMboM/HISTORIA-DE-UN-LET) y Leo Severino (productor), con el propósito de fomentar en el cine los valores positivos y la dignidad humana como un pilar básico de la sociedad. Por otra parte, también pretenden reivindicar la auténtica cara, costumbres y tradiciones de la comunidad Latina. Por eso Bella está basada en testimonios de inmigrantes que viven en Estados Unidos.

Bella se ha exhibido en 15 festivales y ha recibido galardones como el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Toronto del 2006, el de mejor fotografía y mejor actor del MovieGuide en 2008 y el Premio Legacy del Instituto Smithsonian Latino Center, entre otros.

El aborto en el cine
En estos últimos años están proliferando largometrajes que abordan el conflicto que se le plantea a una mujer ante una situación de embarazo no deseado. De un modo más o menos explícito, estos filmes se cuestionan la temática del aborto como única salida a ese trance por el que pasa la protagonista. Y salvo algunas excepciones, todos apuestan por una salida creativa que beneficie a todos. Es el caso de películas como la citada Bella, Juno, Solas o incluso la aparentemente ambigua película rumana 4 meses, 3 semanas, 2 días, cuyas duras imágenes hacen reflexionar sobre las consecuencias, para la mujer y para el feto, de la decisión de abortar.

He citado, a propósito, películas de directores ideológicamente muy diversos (los hay tanto de izquierdas como de derechas, progresistas o conservadores, por emplear una terminología que detesto), pero que ofrecen la misma solución humana y creativa al dilema de la mujer embarazada. Con ello el séptimo arte nos enseña que la problemática del aborto no es una cuestión tan sólo de creencias o de posiciones políticas, sino de respeto a la ley natural y de soluciones constructivas.

Sí el cine hace esto, ¿por qué algunos políticos y médicos pretenden convencernos de lo contrario? Sólo se me ocurre una explicación: que el cine, y el arte en general, suele ser más sensible ante el misterio de la vida humana, y en cambio muchos dirigentes y científicos sucumben ante el poder (político, económico y científico) que les presta la tecnología disponible.

Nadie duda de que el dominio científico-técnico de lo real es necesario y conveniente. La calidad de nuestra vida ha mejorado gracias a ello. Hemos derrotado muchas enfermedades y poseemos un sinfín de artefactos que hacen más confortable nuestra vida. El peligro estriba en que confiemos sólo en las soluciones técnicas para resolver los problemas humanos. Recurrir al poder destructor de los instrumentos quirúrgicos es mucho más pobre e inhumano que ofrecer una salida positiva a la mujer que no encuentra soluciones para su problema. Todas las películas citadas ofrecen esa salida, baste citar tan solo la genial oferta de Zambrano en Solas: la sorprendente aparición de un abuelo adoptivo.

Y es que una sociedad hipertécnica como la nuestra corre el peligro de convertir a las cosas en categoría modélica para juzgar casi todo. Tal tendencia dominante pretende eliminar todo lo que no sea cosa, tanto en el pensamiento como en la conducta. Una de estas consecuencias, advertía Julián Marías, consiste en considerar al niño engendrado y concebi­do como una ‘cosa’, ‘un puñado de célu­las'. Olvidando de ese modo la comunicación incipiente que existe entre la madre embarazada y su hijo.

Igualmente, los partidarios de la cultura de la muerte, en su afán por borrar del diccionario social la noción de persona y hablar solo de individuo, también pretenden que ni siquiera veamos el cuer­po humano como algo personal, puesto que se puede ‘deci­dir’ sobre él, como si fuero un objeto de usar y tirar. Pero para los defensores de la cultura de la vida, el ser humano no tiene un cuerpo, sino que también es corpóreo, porque éste es un ámbito de manifestación de la persona y merece el mismo respeto que ella. Si debemos tratar a todo ser humano como un fin, también debemos hacerlo con su cuerpo, aunque éste se encuentre en fase de formación.

Conspiración del silencio y cultura de la muerte
Algunos dirigentes políticos, con la colaboración de ciertos medios de comunicación y ciertos colectivos minoritarios pero con mucha presencia mediática, no se conforman con eludir esa salida creativa para un embarazo imprevisto, sino que ocultan toda declaración que se mueva en contra de sus intereses de poder. Una estrategia que les deja el camino libre para difundir la cultura de la muerte.

En este sentido, el objetivismo informativo contribuye, a veces sin querer, a una conspiración de silencio. En ocasiones se sustituye la explicación de la noticia por el impacto visual, creando, al menos, una manipulación involuntaria de los hechos. En nuestros días se siente mucho y se reflexiona poco, lo que da lugar a la desorientación. Hay una especie de acceso visual instantáneo y universal a todo, pero sin espacio para el pensamiento. Resulta así una paradójica desproporción entre la razón científica y la razón ética: sabemos mucho sobre chismorreos y cotilleos de famosos, o sobre avances científicos y técnicos, pero muy poco sobre el sentido de la vida.

Parece que los medios solo dan cobertura a opiniones o posturas y no a razonamientos o argumentos. Se considera que todas las actitudes son iguales, o carecen de base y son la expresión de poderes ocultos. El objetivismo manipula la información omitiendo datos esenciales o enfatizando determinados aspectos y quitando importancia a otros. Por ejemplo, no se permite emitir en televisión un video sobre la realización de un aborto o una explicación real del mismo, para obtener el apoyo de la opinión pública con vistas a lograr –o ampliar– su aprobación legal.

La Psicología social habla de las presiones que determinados grupos de individuos ejercen sobre los demás generando el conformismo ante una supuesta opinión de la mayoría y demonizando a los que no piensan así. Pero con el paso del tiempo se descubre que esa mayoría no era tal. Es de sobra conocido que, tanto en Francia como en USA, la campaña a favor de la legalización del aborto manejó cifras falsas. Lo reconocieron años más tarde el Instituto Na­cional de Estudios Demográficos y uno de los autores de la campaña, el doctor Nathanson.

jueves, 30 de octubre de 2008

RED DE MENTIRAS

Título original: Body of Lies. País: EE.UU. Dirección: Ridley Scott. Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Russell Crowe, Mark Strong, Golshifteh Farahani, Carice van Houten, Oscar Isaac. Guión: William Monahan. Música: Marc Streitenfeld. Fotografía: Alexander Witt. Distribuye en Cine: Warner. Duración: 128 min. Público apropiado: Jóvenes-adultos. Género: Drama, Thriller. Estreno: 07-11-2008.

Infiltrados en Oriente Medio

Ferris es un agente infiltrado de la CIA en Iraq, Jordania y donde le envíen su jefe, Ed Hoffman. A veces, se hace pasar por árabe, gracias a su barba y su dominio de la lengua de Arabia. Pero para localizar y atrapar a un dirigente islamista que ordena atentados en Europa necesita el apoyo de los servicios de inteligencia jordanos, cuyo jefe le exige como prueba de confianza poder acceder a toda la información que posea el americano. Pero su inmediato superior en la CIA no está dispuesto a desvelar todas sus cartas a los jordanos. Ferris se encuentra atrapado entre dos mundos.

Ridley Scott nos ofrece un filme que como ya sucedió con American Gangster y el mundo del narcotráfico, no ofrece nada nuevo sobre el gran problema del terrorismo internacional. Eso sí, el director de Blade Runner nos entrega un excelente producto comercial lleno de acción, explosiones, persecuciones, torturas y con unas interpretaciones notables y una excelente factura visual (su sello característico como director). Además, Red de mentiras, aunque cae en cierto pesimismo sobre la condición humana también denuncia las violaciones de los derechos humanos por parte de unos (algunos occidentales) y otros (algunos orientales).

viernes, 24 de octubre de 2008

TRANSSIBERIAN


















País: Alemania, España, Lituania, Reino Unido. Dirección: Brad Anderson. Intérpretes: Woody Harrelson, Emily Mortimer, Kate Mara, Eduardo Noriega, Thomas Kretschmann, Ben Kingsley, Etienne Chicot. Guión: Brad Anderson, Will Conroy. Música: Alfonso Vilallonga. Fotografía: Xavi Jiménez. Distribuye en Cine: Filmax. Duración: 111 min. Público apropiado: Jóvenes-adultos. Género: Thriller. Estreno: 24-10-2008.

El tren de la droga

Un joven matrimonio americano visita China para ayudar a una ONG que recoge niños abandonados con el patrocinio de la iglesia a la que pertenece el marido (Roy). Para el regreso deciden utilizar el tren (El famoso Transiberiano) y así hacer algo de turismo y superar sus crisis conyugales. En el mítico ferrocarril ruso, Roy y Jessie conocen a otra pareja (Carlos y Abby) que vienen de Japón, donde han impartido clases de español, y aunque es una extraña pareja, con no muy buena pinta, al final hacen amistad con ellos. También viaja en ese tren el inspector de narcóticos Gringo, un hombre muy peculiar.

Transsiberian consigue mantener la intriga en varios momentos y tiene algunas escenas de acción aceptables, pero cae en lo desagradable y violento en varias ocasiones. La trama tiene unos giros poco creíbles, aunque pretendan sorprender al espectador, y Eduardo Noriega vuelva a interpretar un papel tosco, endeble y totalmente amoral. Sólo se salvan las interpretaciones de Emily Mortimer y Ben Kingsley.

jueves, 9 de octubre de 2008

CAMINO




País: España. Dirección: Javier Fesser. Intérpretes: Nerea Camacho, Carmen Elías, Mariano Venancio, Manuela Vellés, Pepe Ocio, Ana Gracia, Lola Casamayor, Jordi Dauder. Guión: Javier Fesser. Música: Rafael Arnau, Mario Gosálvez. Fotografía: Alex Catalán. Distribuye en Cine: Altafilms. Duración: 143 min. Género: Drama. Publico apropiado: Adultos. Estreno: 17-10-2008.


Un cóctel explosivo
Javier Fesser asegura que se ha inspirado, para rodar Camino, en la vida de Alexia González-Barros, una muchacha que falleció con fama de santidad en 1985 tras una dolorosa enfermedad causada por un tumor maligno. El heroísmo, entereza y serenidad de la muchacha ante el dolor, y el gran número de devotos que suscitó (y sigue suscitando) su vida y su muerte, dieron lugar a que se iniciara el proceso canónico para su beatificación y canonización.
Sorprende el cambio de registro que esta película supone en la filmografía del autor, pues salvo uno de sus cortometrajes (Binta y la gran idea), todo su trabajo se mueve en el ámbito de la comedia y la parodia (El milagro de P. Tinto, La gran aventura de Mortadelo y Filemón). Tal vez por eso, cuando aborda un drama como Camino el resultado sea una película con un metraje desmesurado.
Alejado del género burlesco, del gag ingenioso, irreverente o sarcástico, Fesser pierde la frescura que le caracteriza a la hora de contar historias, sobre todo si se trata –como sucede en este caso– de relatos que requieren un poco más de seriedad y ponderación. Tal vez por eso tiene que recurrir cada dos por tres a parches (escenas demasiado largas, morbo en las escenas de quirófano o insertos de películas de animación como la Cenicienta) que disimulen la falta de ritmo de su guión. Sólo cabe destacar en Camino su buena factura visual y la actuación natural y encantadora de Nerea Camacho.

(Trailer Camino)

Fesser ha elaborado su relato cinematográfico a partir de frases tomadas de las biografías de Alexia publicadas en castellano.[1] En ese sentido, en la película aparecen escenas y diálogos literalmente copiados de estos libros, pero cambiados de contexto, con la intención de darles un significado radicalmente opuesto al original. Por citar un pequeño ejemplo: las enfermeras de la clínica universitaria de Pamplona trataban con gran cariño y simpatía a Alexia, le indicaban que las avisara cuanto sintiera dolor y que no tuviera reparo en quejarse de las molestias ocasionadas por el tratamiento. Pues Javier Fesser traslada estos diálogos a las enfermeras de una clínica madrileña, que en realidad fueron muy frías con la muchacha, y presenta como unas antipáticas a las profesionales de la clínica navarra.


(Alexia González-Barros)

La deformación de los familiares de Alexia también es patente. Su padre, Francisco, aparece en la película como un hombre pusilánime, lleno de dudas y que muere en un trágico accidente antes que su hija. Pero en realidad el padre de Alexia era una persona de fuertes convicciones cristianas, que sobrevivió a su hija, y tras la muerte de ésta pidió ser admitido como supernumerario en el Opus Dei.
La madre de Alexia, Ramona (Moncha) es, sin duda alguna, el personaje que peor trato recibe en Camino. Se la presenta como una especie de fanática religiosa, hábil manipuladora y sin otra ambición  que convencer con planteamientos pueriles a sus hijas. Sin embargo, Moncha era una mujer culta y amable, interesada en que sus hijos conociesen el mundo, aprendiesen idiomas y viviesen su libertad con responsabilidad. Por eso se preocupó de que recibiesen una adecuada formación humana y religiosa.


(Alexia con sus padres)


(Reportaje sobre el estreno del documental Alexia)
(Victoria Molins habla sobre Moncha)

Fesser tampoco es muy sutil a la hora de dibujar el retrato de la hermana de Alexia. La representa como una mujer débil, sin personalidad, manipulada por su madre, y que se incorpora al Opus Dei como numeraria a causa de un desengaño amoroso. Sin embargo, Mª José, la hermana de Alexia en la vida real, es una mujer con varios títulos universitarios, independiente y con una fuerte personalidad. Pidió la admisión como numeraria a los 22 años y, al enfermar su hermana, iniciaba su vida laboral después de terminar sus estudios en Farmacia y Antropología americana, en la Universidad Complutense de Madrid.



Otra de las estrategias que más chirrían en la película Camino es la alusión al “novio” de la protagonista. Camino está platónicamente enamorada de un chaval que se llama Jesús. Lo cual le permite al director de la película jugar con el nombre del adolescente y la figura de Jesús, el hijo de Dios, a quien la niña acude en sus conversaciones y en sus plegarias. Una vez más, nos encontramos, en este caso, con una verdad a medias. Como resulta natural, a Alexia le gustaba un niño que se llamaba Alfonso, al que conoció durante el verano de 1984 en Vall-Llobrega. Ella, como hacía con otros temas de su vida personal, se lo refirió a su madre. Y era tal la confianza entre las dos que, un día, su madre le regaló una pegatina con el texto: “I love Alfonso”. Al dársela, Alexia comentó ruborizada: “¡Qué cosas tienes, mamá!”.

Javier Fesser
 Wim Wenders

a)        Grandes maestros y pequeños burlones
Nuestro director no parece disponer de la cultura humanística de realizadores cinematográficos de la talla de Wim Wenders (no hace falta más que comparar la espantosa visión de los ángeles que nos ofrece el español, con la audaz y genial del alemán en Cielo sobre Berlín




o Richard Attenborough en su genial retrato del sentido cristiano del dolor en Tierras de penumbrabiopic sobre el escritor inglés C.S. Lewis. También se encuentra Fesser a años luz de ese canto a la vida y a la dignidad de la persona (incluso gravemente enferma) que es Despertares. El director de Camino, por el contrario, se encuentra más cerca de directores que exhiben una antropología precaria, de andar por casa, como le sucede, por ejemplo, a Ron Howard (El código Da Vinci).

 Despertares
Tierras de penumbra

(Dios nos cincela con el dolor. Escena de Tierras de penumbra)



(Tierras de penumbra. El dolor es parte de la felicidad)

Otra actitud ausente en Fesser es la de los grandes directores clásicos (Zinneman, Pasolini, Rossellini, Bergman, etc.) caracterizados por su respeto y comprensión (no identificación) hacia los personajes retratados por sus filmes, sobre todo si eran históricos (santos, o incluso el mismo Jesucristo) y el director no compartía sus creencias o incluso era ateo. Con citar unos pocos títulos, entre cientos, será suficiente: Francesco, juglar de Dios, El evangelio según san Mateo, El séptimo sello o Un hombre para la eternidad.
La óptica de Fesser se asemeja más a la de Ray Loriga en la fallida Teresa, el cuerpo de Cristo[2]. Una visión que no intenta comprender el fenómeno relatado sino adaptarlo y comprimirlo a su particular visión beligerante. Tales posturas reflejan lo que el director de cine ruso Andrei Tarkovski denunciaba en su ensayo Esculpir en el tiempo, cuando advertía que el “arte moderno ha entrado por un camino errado, porque en nombre de la mera autoafirmación ha abjurado de la búsqueda del sentido de la vida. Así, la llamada tarea creadora se convierte en una rara actividad de excéntricos, que buscan tan sólo la justificación del valor singular de su egocéntrica actividad”[3].
(Teresa de Jesús interpretada por Concha Velasco)
(Paz Vega en Teresa, el cuerpo de Cristo)

b)        Machismo progresista

Los dardos de Fesser apuntan innegablemente a las mujeres del Opus Dei. Casi todas las ironías y críticas se vierten sobre ellas. Da la impresión de que Fesser ha bebido en aguas demasiado turbias y no se ha preocupado por examinar la vida real de las mujeres de esa prelatura de la Iglesia Católica. Incluso se atreve a sostener que su película es una radiografía del Opus Dei, pero una radiografía, habría que matizar, hecha a despojos o esqueletos, no a un ser real, vivo y de carne y hueso.
Tampoco le parece relevante a Javier Fesser respetar la libertad de la mujer para elegir el tipo de vida que quiera. Tras el visionado de la película podría deducirse que sin el hombre la mujer no es nada. Y resulta cuanto menos curioso que el director de Camino no se atreva a señalar lo que Santa Teresa de Jesús decía con orgullo acerca de su condición y libertad de mujer célibe, una elección personal que le otorgó una independencia superior a la de muchas otras mujeres de su tiempo. Y aunque Fesser cite a la santa en la película, una vez más demuestra no comprenderla. Y junto a ella, muchas otras féminas que viviendo su celibato en la Iglesia han manifestado una autonomía y creatividad superior a la de otras damas de su época: es el caso de  Santa Hildegard Von Bingen, una intelectual de gran carácter, que influyó mucho en una época (siglo XII) en que la mujer tenía menos libertad de movimiento que en la actualidad. Se relacionó con Papas, obispos e incluso con el emperador Barbarroja. Fue escritora, teóloga, compositora, abadesa, médica, mística y profetisa[4].


(Visión película sobre santa Hildegard)

Y otro tanto sucede con la vida de las mujeres del Opus Dei (con la diferencia, respecto de las mujeres citadas anteriormente, de las condiciones de su vida en pleno siglo XX o XXI y el carácter secular o laical de su vocación cristiana al Opus Dei; no son religiosas o mujeres consagradas) que Fesser parece conocer sólo de oídas. Las supernumerarias son mujeres casadas que suelen conjugar su vida familiar con una exigente vida profesional. Y las numerarias auxiliares son mujeres célibes que trabajan en la administración doméstica de los centros del Opus Dei (tanto de hombres como de mujeres). Algunas numerarias también desempeñan esta tarea, aunque no de manera exclusiva, pues también ejercen, al igual que el resto de miembros de la Prelatura, cualquier tipo de trabajo profesional honrado.
Las numerarias auxiliares se dedican profesionalmente a estas tareas hogareñas, necesarias para que todos los centros del Opus Dei tengan ese ambiente de familia cristiana tan característico –pero no como empleadas en casa ajena, sino como madres o hermanas de familia en su propio hogar, aunque por su profesionalidad, se las pueda denominar, según las costumbres de cada país, empleadas del hogar, administradoras, etc.Esta labor para hacer más humanas y habitables las viviendas de los miembros del Opus Dei tiene su origen en el hogar de los Escrivá. Un ambiente de familia que, años después, el fundador trasladó a las casas de la Obra, como se refleja en el filme There be dragons.


(Dos historias con más de un punto en común)


En definitiva, se echa en falta en Fesser el rigor de John Allen[5] o de Vittorio Messori[6], que entrevistaron a muchas personas y vivieron en centros de la Obra durante su investigación, ofreciendo un testimonio creíble, que no excluye alguna crítica. Da la impresión de que Fesser se ha limitado a tomar como fuente de su relato unos pocos testimonios de gente más o menos resentida tras su contacto con la Obra: a eso se reduce su radiografía del Opus Dei[7].
















c)         Mr. Peebles y la verdad

Todos los reproches de Javier Fesser a la Iglesia y al Opus Dei tienen su raíz última en la postura intelectual de este cineasta madrileño[8]. Fesser se encuentra instalado en posturas filosóficas descartadas por gran parte de los pensadores de nuestros días (es el caso de Habermas, Vargas Llosa o Karl Popper, por citar unos pocos ejemplos de pensadores agnósticos abiertos al diálogo religioso), pero que todavía gozan de gran predicamento en ciertos sectores de la opinión pública: se trata de una gran desconfianza en la razón humana y en su capacidad para alcanzar la verdad. El pensamiento débil característico de la posmodernidad reniega de la fascinante tarea de encontrar (o más bien, de dejarse encontrar) por la verdad. Una actitud que impide el debate y el diálogo entre posturas diversas. El relativista se aferra empecinadamente a su postura, no con argumentos racionales, sino con la actitud del rival futbolístico: o tú o yo.


(Habermas y Ratzinger)

Por eso, para Fesser da lo mismo hablar de Mr. Peebles (el enano mágico de Camino), que de un gnomo, un hada o Dios. En el fondo, todo sería producto de nuestra imaginación, o de nuestros deseos de placer o de poder sublimados (es lo que insinúan las escenas surrealistas de la película, que pretenden descubrir un mundo imaginario en el que la protagonista vive feliz). Pero más bien habría que decir que nuestra psicología profunda es mucho más rica que todo lo que las escenas oníricas de Camino sugieren: porque está abierta a la infinitud de lo real. No sólo nos interesa dominar o disfrutar. También la verdad, el amor y la belleza mueven al hombre.



El psicologismo característico de la sociedad hiperindividualista parece no advertir que los deseos humanos remiten más allá de ellos mismos. No podemos reducir el misterio del hombre a lo que se encuentra en su inconsciente. Es necesario salir de ese reducido ámbito de nuestra psicología y advertir que la fuente que sacia nuestros anhelos está fuera de nosotros, tal y como lo descubrió Alexia en su vida real. De ahí que muchos psicólogos humanistas actuales (Viktor Frankl, Daniel Goleman, Oliver Sacks, Lou Marinoff o Enrique Rojas) hayan superado las deficiencias del psicoanálisis al reconocer que la madurez humana no se basa en el equilibrio obtenido por la satisfacción de los impulsos primarios (el célebre tópico: ¡comamos y bebamos que mañana moriremos!), sino en el esfuerzo por trascenderse, ir más allá de sí mismo y buscar un significado a la existencia.




Este sentido no es creado por la persona, más bien es algo o alguien que encuentra en su vida. Muchas veces son otras personas las que permiten que lleguemos a conocer el sentido de nuestra vida y superar una crisis vital que nos atenaza. Pero da la impresión de que a Fesser se le escapa que el amor, el trabajo creativo, la religión e incluso el sacrificio constituyen una serie de facetas antropológicas que confieren pleno significado a la vida humana.

d)        El supuesto ateísmo de Fesser

Javier Fesser es muy libre para alegar que no existe la verdad, o que no cree en ningún ser trascendente a este mundo. Lo que sí se le puede exigir es que sea consecuente con esas afirmaciones y no las esgrima como si fueran algo inocente y tan inocuo como cualquier otra opinión.
La verdad es que algunos ateos son muy hábiles en el juego de tirar la piedra y esconder la mano[9]. Por fortuna, algunos pensadores de nuestra historia más o menos reciente reconocen las consecuencias que acarrea para la vida humana la negación de Dios. “Si Dios no existiera, todo estaría permitido”, se afirma en la novela de Dostoievski Los hermanos Karamazov. La negación del Absoluto hace que todo se vuelva relativo.
A la misma conclusión llegan Nietzsche y Sartre. Estos autores irrumpen en el escenario de la historia de nuestra cultura como lúcidos delatores de las incongruencias de una ética basada en la negación de la existencia de Dios. Sirva de ejemplo el caso de Sartre:
“El existencialismo se opone decididamente a cierto tipo de moral laica que quisiera suprimir a Dios con el menor gasto posible.(...) El existencialista, por el contrario, piensa que es muy incómodo que Dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no se puede tener el bien a priori, porque no hay más conciencia infinita y perfecta para pensarlo; no está escrito en ninguna parte que el bien exista, que haya que ser honrado, que no haya que mentir.”[10]
        La única norma que regiría las conductas sería la voluntad del más fuerte: llámese ciencia, opinión pública o política. Por eso la muerte de Dios anunciada por Nietzsche, dio lugar a la muerte del hombre anunciada por los filósofos estructuralistas y llevada a cabo en los genocidios nazis y soviéticos. El siglo XX tal vez pase a la historia como uno de los más crueles que haya habido nunca. Y los inicios del XXI no están siendo muy halagadores al respecto.


El nihilismo ateo (a veces disfrazado de verborrea religiosa o nacionalista) y el subjetivismo, producen conductas como la del terrorista que disimula su horrenda masacre con la sofística afirmación de que actúa en nombre de Dios o de la nación. El miembro suicida de una secta cree que está haciendo un acto meritorio para llegar al más allá, cuando nadie es dueño absoluto de su propio cuerpo. También el defensor de la eutanasia cae en el subjetivismo cuando opina que el enfermo terminal ya no puede encontrar un sentido para su vida.


        Si Dios no existiera –algo de lo que Fesser pretende convencernos con su filme– nuestros derechos serían muy precarios, por no decir inexistentes. Llegados a este punto conviene no olvidar que Camino, en último término, no es una película contra el Opus Dei, sino más bien una cinta opuesta a la noción de Dios y a la visión cristiana de la vida, el amor, el sufrimiento y la muerte. Por todo ello, es necesario recordar lo que se deriva de una antropología atea: que el ser humano más débil (no nacido, anciano o enfermo terminal) acaba dependiendo siempre de la decisión de los demás para conquistar su derecho a existir. Es algo que empieza a ser habitual en la coyuntura presente, en la que cierta parte de la sociedad, y algunos parlamentos, han asumido el papel de la divinidad. Pero nuestro mundo no tendrá la suficiente fuerza moral para salir del infierno iniciado en el siglo pasado –y llegar a respetar el valor incondicional de toda vida humana– mientras no se reconozca que el fundamento último de esa vida es un ser personal absoluto y trascendente: Dios.





[1]Alexia, experiencia de amor y dolor vivida por una adolescente, de Mª Victoria Molins, una religiosa del colegio donde estudió la niña; Alexia: alegría y heroísmo en la enfermedad, de Miguel Ángel Monge, capellán de la clínica universitaria de Pamplona; y Un regalo del cielo, del filósofo y crítico de cine Pedro Antonio Urbina. Además de estas biografías, recomendamos visitar su web www.alexiagb.org, y el artículo de Ninfa Watt, teresiana y crítica de cine: “Camino, de Javier Fesser, y la verdadera historia de Alexia”; www.zenit.org.

[2] Este filme, protagonizado por Paz Vega, pretende ser una biografía revisada de la santa de Ávila. Su director y guionista, el escritor Ray Loriga, aborda la figura de una mujer emblemática para la historia de España y del cristianismo. Loriga afirma que ha leído todos los escritos de Santa Teresa, pero viendo el filme da la impresión de que el director está contando la historia de otra persona. La película arranca con un prólogo en el que reduce el siglo XVI a la Inquisición y a unas imágenes de orgías que no vienen demasiado a cuento. De ahí nos traslada a una Teresa de Cepeda y Ahumada coqueteando de modo lascivo con un joven caballero. Pero como lo suyo no son los amores del mundo ingresa en un convento carmelita. A partir de este momento, la película parece acercarse más fidedignamente a la historia de la santa. Pero para no hacernos ilusiones, se nos presentan una serie de escenas de gran calidad visual que representan las experiencias místicas de santa Teresa en clave erótica –el dogma que parece querer imponernos cierto cine actual: no hay vida posible sin sexo. Volviendo a dar otro giro radical, la película, después del cóctel descrito, quiere mostrarnos los deseos de santidad y unión con Cristo, que llevarán a la santa de Ávila a reformar la orden del Carmelo. En la realización de Teresa, el cuerpo de Cristo, ha trabajado lo mejor del cine español, tanto desde el punto de vista técnico como artístico. Y el resultado podría haber sido algo innovador e interesante. Sin embargo, el saldo final es una película que no interesa a nadie: pues ofende a los católicos y a los que admiran a santa Teresa como escritora y renovadora de la lengua castellana, y deja indiferentes a los que son ajenos al mundo de la experiencia religiosa. Y una prueba de ello fueron los pobres resultados de taquilla obtenidos por el filme. Algo que se podría haber resuelto sometiendo la película a pases previos con diferentes tipos de público, que hubieran aportado sugerencias para el montaje definitivo. Se trata de los famosos preview habituales en el cine americano, pero no en el español, que es muy celoso de la autoría personal y ve como censura cualquier sugerencia para modificar una película. En definitiva, esta producción no llega a la altura de la serie televisiva Teresa de Jesús, dirigida por Josefina Molina y protagonizada por Concha Velasco, o al interés que despierta la cinta experimental realizada por Rafael Gordon, a modo de entrevista televisiva, Teresa, Teresa, protagonizada por Isabel Ordaz.
[3] Tarkovski, A., Esculpir en el tiempo. Rialp. Madrid, 2000, p. 62
[4] Es tal vez  menos conocida que otras santas doctoras de la Iglesia como Teresa de Jesús y Catalina de Siena. Pero recientemente se ha hablado más de ella gracias a la película Visión (2009), de la directora y guionista también alemana Margarethe von Trotta. El papa Benedicto XVI le ha dedicado varios discursos en los últimos años y ha anunciado su decisión de otorgar a esta santa el título de Doctora de la Iglesia.
[5] Opus Dei: una visión objetiva de la realidad y los mitos de la fuerza más polémica dentro de la Iglesia católica. Editorial Planeta. Barcelona, 2006.
[6] Opus Dei: una investigación. Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 1997.

[7] “En el Opus Dei es fundamental que cada uno se convierta a diario y sepa pedir perdón con humildad a Dios y a aquellos a quienes ha podido herir u ofender”. (Entrevista con el prelado del Opus Dei, Monseñor Javier Echevarría, realizada por Francesco Ognibene. Avvenire (Milán). 07-07-2001). “Es cierto que los fieles del Opus Dei viven su entrega a Dios con plena libertad, y que esa entrega les ayuda a experimentar la felicidad, una felicidad relativa dentro de lo que es posible en este mundo. Por eso, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se acercan a los centros de la Obra guardan afecto de por vida. Pero no siempre es así, y no me parece negativo, al contrario, que un libro como el de John L. Allen se haga eco de esos casos que considero excepcionales. Cuando el autor preguntó al Prelado por esta cuestión, monseñor Echevarría dijo que a las personas que no se han sentido bien tratadas, les pedimos perdón de todo corazón.” (Entrevista a Marc Carroggio, responsable internacional de la Oficina de prensa del Opus Dei en Roma, publicada por la agencia Zenit. 2005/12/22; http://www.opusdei.org).

[8] Ante la tibia respuesta del público a su película, Javier Fesser, a la semana del estreno, se lanzó desesperadamente a provocar una campaña de ruido mediático arremetiendo contra la familia de Alexia y contra el Opus Dei, responsabilizándoles del fracaso comercial de Camino. Pero no sirvió de nada, los números del box-office son implacables y la recaudación de la película fue bastante modesta. Tras el fracaso de esta estrategia, el productor de la película, Jaume Roures, desplegó todo su aparato de influencias, y su lobby empezó a moverse para hacer campaña ente los miembros de la Academia del cine español –de cara a la ceremonia de los Premios Goya de ese año. Y esta vez la jugada la salió bien, sus amigos (o más bien súbditos de su holding audiovisual) gratificaron con creces a Camino (seis premios), pero la taquilla, el público, que no se mueve por amiguismos ni prebendas, siguió sin responder, y Camino pasó por la gran pantalla con más pena que gloria. Sólo obtuvo más repercusión tras su emisión en TVE, con más de tres millones de espectadores.
[9] En sus entrevistas con la prensa, Javier Fesser declaró que: “siempre he tratado de dialogar con aquél que ha intentado entender la película”. Eso sí, como todo relativista, desplegó una doble estrategia: de cara a la galería exhibe un talante abierto, pero de puertas para adentro se cree en posesión de la única interpretación válida de fenómenos que apenas conoce: la vida de Alexia, y por supuesto, el Opus Dei, aunque nunca haya visitado un centro de la Obra, pues ni siquiera está al tanto –como se puede apreciar en la película– de algo tan básico como su estilo de mobiliario o cómo se desarrolla una comida en una casa del Opus Dei. Y prosiguiendo con su táctica sibilina no teme contradecirse, por eso a la vez que asegura que le “irrita el hecho de que una institución básicamente dañina se llame la obra de Dios”, confiesa, tras recibir el Goya, que “estoy aquí por mis padres que me han criado con amor, cariño y buen humor”; pero sin desvelar a sus oyentes que sus padres son cristianos y tienen alguna relación con el Opus Dei.
[10] El existencialismo es un humanismo. Edhasa, Barcelona 1992.