viernes, 1 de agosto de 2008

EL CABALLERO OSCURO




















País: EE.UU. Dirección: Christopher Nolan. Intérpretes: Christian Bale, Michael Caine, Heath Ledger, Maggie Gyllenhaal, Gary Oldman, Morgan Freeman, Aaron Eckhart. Guión: Jonathan Nolan, Christopher Nolan. Música: James Newton Howard, Hans Zimmer. Fotografía: Wally Pfister. Distribuye en Cine: Warner. Duración: 152 min. Público apropiado: Jóvenes. Género: Thriller, Acción, Cómic. Estreno: 13-08-2008.


Acción con fondo

La ciudad de Gotham sigue dominada por la corrupción (incluso en la fiscalía y el cuerpo policial) y la Mafia que maneja casi todo el dinero de la zona (a excepción de la fortuna de Bruce Wayne, alias Batman). Con la llegada de un nuevo fiscal, Dent, del jefe de policía Gordon, y del eficaz ayuda del hombre de negro, parece que todo la ciudad volverá a ver la luz. Sin embargo, la aparición de un siniestro personaje que tiene su cara pintada como si fuera un payaso, Joker, dará al traste con esas esperanzas.

El caballero oscuro es una secuela magistral, algo que no suele ser muy corriente, con un guión casi perfecto, un ritmo trepidante y que no decae en ningún momento, unos efectos especiales que muestran una Gotham real (y no de cartón piedra digital), y una interpretación excelente de todo el sensacional reparto, pero sobre todo la del malogrado Ledger, que interpreta al Joker.

El caballero oscuro no decepciona ni a los incondicionales del género, ni a los que pedimos al cine algo más que puñetazos y persecuciones. Los personajes no son nada tópicos y lo conflictos son muy interesantes. ¿Qué ocurrirá con Bruce y su antigua novia? ¿Debe un superhéroe tener mujer o no? ¿Qué precio debe pagar alguien para poder salvar a otros?

Junto a todo esto, El caballero oscuro hace una esperanzadora defensa de la bondad humana y su capacidad de redención.


La tarea del héroe frente al mal

Toda la espectacularidad visual de El caballero oscuro esconde una reflexión sobre la violencia y sus consecuencias, a la vez que propone un discurso pacifista. En él se nos plantea la creatividad y la entrega del héroe que carga o asume el mal de los demás para eliminarlo, como fuerza que supera el odio.
Algunos filmes muestran violencia explícita y otros no, lo definitivo reside en la actitud que provocan en el público (creativa o no) y el mensaje conceptual que aportan. Por un lado, la excesiva inmediatez en el tratamiento del mal nos abruma y paraliza. Se trata de películas que dejan sin respuesta al espectador y le sumen en la desesperación. Pueden provocar en el público, sobre todo si es emotivamente frágil, efectos negativos; además, tales filmes muestran un pesimismo radical sobre la condición humana.

Por el contrario, las que provocan una actitud de encuentro, que conjuga inmediatez y distancia ante el misterio del mal, como es el caso de El caballero oscuro, producen una catarsis en el espectador que le permite ver con luces nuevas el enigma del dolor y darle un sentido. Estas películas pueden ser duras, pero también esperanzadoras y optimistas.




CINTURÓN ROJO


País: EE.UU. Dirección: David Mamet. Intérpretes: Chiwetel Ejiofor, Tim Allen, Alice Braga, Emily Mortimer, Joe Mantegna, Rebecca Pidgeon. Guión: David Mamet. Música: Stephen Endelman. Fotografía: Robert Elswit. Distribuye en Cine: Sony. Duración: 99 min. Género: Acción. Estreno: 08-08-2008.


Artes marciales, cine y ética

Mike Terry es un experto de jiu-jitsu, pero no quiere participar en competiciones oficiales y se limita a regentar una academia para ofrecer su experiencia en artes marciales a policías y guardaespaldas. Pero un día salva a un hombre de ser apaleado en un local de copas, y resulta que el individuo en cuestión es una estrella del cine que, en gratitud a su salvador, le ofrece colaborar en una de sus películas. Pero tras el ofrecimiento aparecerán una serie de turbios personajes sin escrúpulos que chocan con la integridad de Mike.

David Mamet es uno de los mejores guionistas de Hollywood y en algunas de sus películas (El caso Winslow, State and Main) arremete contra las inmoralidades del mundillo cinematográfico o de otras instituciones públicas. En Cinturón rojo aborda el mismo tema pero desde la óptica del boxeo y las artes marciales, como ya se hiciera en Million Dollar Baby o en Cinderella Man.

A pesar de esto el estilo cinematográfico de Mamet es muy diverso al de las películas citadas. Su punto fuerte son los personajes y los diálogos (no en vano procede el mundo teatral) y el sentido del honor, que recuerda a filmes japoneses clásicos como Los siete samuráis, pero en versión americana actual.


Necesidad de la Ética profesional

Parece que está de moda hablar sobre deontología profesional. Incluso el buen gusto se plantea como categoría no sólo estética, sino también ética. Sin embargo no basta con el buen gusto para que un trabajo creativo sea moralmente aceptable. A pesar de todo, el buen gusto puede ser el reflejo de una postura ética, que ha sido definida como el arte de la buena vida; ¿y en qué consiste esa vida ideal? La respuesta nos la ofrece la propia ética, un saber práctico que nos orienta en la búsqueda de esa meta.

Ética y creatividad

Se puede decir que la ética es una experiencia y un arte. Y como todo arte, está vinculada a la creatividad. ¿Qué creatividad? La que persigue descubrir cuál es la conducta digna, la mejor posible para el bien de la persona, y el esfuerzo por realizarla –como la decisión final de Rick Blaine en Casablanca–. Y como el arte, no busca dominar o utilizar, tan sólo busca descubrir el esplendor del bien y realizarlo en la vida.

La ética, antes que una teoría, es una experiencia, algo que se descubre en lo ordinario y se incorpora al vivir cotidiano. Pero también es una ciencia, un saber de tipo práctico que analiza la acción humana desde el punto de vista del bien y del mal, o dicho de otro modo, de lo que perfecciona o daña a la dignidad de la persona. Es la ciencia del deber ser, por tanto presupone el apoyo de otras ciencias que estudian el ser del hombre, como la antropología o la epistemología. Estas ciencias nos aportan conceptos básicos para la ética, como son: verdad, persona, fin y dignidad. También se distingue de cualquier técnica, pues se trata de conocimientos que buscan medios, no fines. La ética, en cambio, no se limita a describir o cuantificar actos, o a calcular los medios para ser más eficaz, sino a valorar tanto los actos humanos como los fines y los medios.

Honor versus utilidad

Hablar de ética equivale a reconocer que algunas actitudes enriquecen a la persona y otras le hacen daño, tanto a escala individual como social. Precisamente la alarma ética surge cuando se descubre, como hace Mike en Cinturón rojo, que algo nos impide alcanzar la finalidad propia de la persona: la felicidad y plenitud a que aspiramos. Y también cuando en el trabajo profesional se advierten conductas que dañan bienes de gran valor. Y hay algo que nos disgusta, aunque sólo sepamos intuirlo de un modo confuso, pues resulta más creativo respetar a la persona y tratarla como tal que reducirla a un medio para conseguir más audiencia, como ocurre con los combates que organizan algunos personajes de la película Cinturón rojo.

La ética profesional es precisamente la voz de la conciencia en la profesión; la ayuda fundamental para unificar la creatividad estética con la creatividad ética. Cuando existe una buena educación de la sensibilidad moral es más fácil identificar qué programas, anuncios o películas están mal porque nos dañan a nosotros y dañan a los otros. Constituye, sin más, la sabiduría práctica para ser creativos haciendo el bien.

Precisamente, quizá el mayor problema ético que detecta David Mamet en la sociedad actual proceda de poner la utilidad en primer lugar: otorgar tanta prioridad a la obtención de resultados que cualquier otra consideración caiga en el olvido. Porque si lo único que se busca es el aumento de audiencia, con frecuencia la ética no es el camino más corto. Sin embargo, para entender el discurso ético hay que situar la utilidad es su lugar, y supeditarla al bien. La ética está por encima de la utilidad; busca el bien, personal y social. Por eso el comportamiento ético siempre compensa a largo plazo: como refleja la emotiva escena final, que da título al filme, de Mike y su maestro en el cuadrilátero.



VENGANZA



País: Francia. Dirección: Pierre Morel. Intérpretes: Liam Neeson, Maggie Grace, Famke Janssen. Guión: Luc Besson, Robert Mark Kamen. Música: Nathaniel Mechaly. Fotografía: Michel Abramowicz. Distribuye en Cine: Fox. Duración: 93 min. Público apropiado: Jóvenes-adultos. Género: Acción, Thriller. Estreno: 08-08-2008.


Represalia contra el tráfico de mujeres

Liam Neeson, protagonista indiscutible de Venganza, interpreta a un espía americano retirado, y separado de su mujer, que debe volver a la acción cuando su hija es secuestrada durante un viaje a París. Ante la ineficacia de los servicios policiales, y movido por su amor de padre agraviado, se embarca en solitario en una arriesgada aventura para salvar a su hija. Una vez en París descubre que los captores son una banda de traficantes albaneses que se dedica a la venta de mujeres. Y averigua con horror que pretenden entregar a su joven hija como concubina para un sultán.


Venganza es una película de acción trepidante (no parece francesa), y con grandes dosis de violencia. Algunas secuencias de persecución son espectaculares, y otras algo increíbles. Pero además, el filme supone la recuperación del actor inglés para un papel protagonista.


A pesar del género, la película suscita la reflexión sobre el sucio negocio que convierte a las mujeres en pura mercancía. Una sociedad que no trata de impedir a toda costa la conversión de la mujer en objeto no está luchando en serio contra la violencia doméstica.

Sería de agradecer que nuestra ministra de Igualdad (Bibiana Aído) promoviera campañas para evitar que la televisión o la publicidad contribuyan a esa degradación de la mujer que la reduce a objeto posesivo, y de placer, para la mirada masculina.

Violencia contra la mujer


Un tema de rabiosa actualidad. Desgraciadamente, casi todas las semanas oímos alguna noticia trágica sobre un nuevo caso de violencia doméstica. Se trata de un terrible problema que tiene múltiples causas. Al hilo de la trama de fondo de Venganza, queremos centrarnos en el papel que desempeñan los medios audiovisuales en esta cuestión.

Es de sobra conocido el papel configurador de la sociedad que tienen los medios. La imagen de la mujer creada por el cine y la televisión puede tener una función relevante en este grave asunto. Así se entiende que el Instituto Oficial de Radio y Televisión (IORTV) publicara en el año 2002 un informe titulado Mujer, violencia y medios de comunicación. En dicho informe se realiza un análisis de las causas de la violencia doméstica y se proponen una serie de principios deontológicos sobre su tratamiento en los medios audiovisuales.

Un informe del IORTV


Si se desea acabar con la lacra de la violencia de género será conveniente eliminar de los medios audiovisuales los modelos femeninos que lesionen su dignidad:

“Las imágenes negativas, violentas o degradantes de la mujer, incluida la pornografía, y sus descripciones estereotipadas han aumentado en diferentes formas, recurriendo a nuevas tecnologías de la información en algunos casos, y los prejuicios contra la mujer siguen existiendo en los medios de difusión”. (Informe del Comité Especial Plenario del vigésimo tercer período extraordinario de sesiones de la Asamblea General. 2000. Naciones Unidas (ONU), p. 19)

El desnudo femenino se incrementó desde el 2% en los anuncios de las revistas en 1983, hasta el 6% en las de 1993. Pero el informe del IORTV sobre Mujer, violencia y medios de comunicación considera que no se debe confundir el morbo con el interés social. La imagen no lo es todo, se puede recurrir a la elipsis, a los recursos del lenguaje cinematográfico para que la imagen no adquiera un valor documental y se respete la dignidad de los actores.

Asimismo, la reconstrucción de los hechos que abunda en detalles escabrosos no ayuda a identificar el problema y sólo provoca el morbo o la conmiseración hacia la víctima. Es de agradecer que el filme Venganza, en general, siga las pautas del IORTV en su puesta en escena evitando caer en el morbo.

El documento del IORTV también recomienda que los medios de comunicación desarrollen buenas prácticas en este tema, y para ello deben evitar la utilización gratuita y deliberada del cuerpo de las mujeres como reclamo informativo, para aumentar los beneficios empresariales o para complacer la mirada masculina. Hay que hacer lo posible por evitar esos estereotipos.

Si se desea acabar con la lacra de la violencia doméstica será conveniente eliminar, de los medios audiovisuales, los modelos femeninos que lesionen la dignidad de la mujer, al convertirla en mero objeto de posesión o de placer del varón.

DEJAD DE QUERERME

País: Francia. Dirección: Jean Becker. Intérpretes: Albert Dupontel, Marie-Josée Croze. Guión: Eric Assous, Jérôme Beaujour, Jean Becker, François d'Épenoux. Fotografía: Arthur Cloquet. Distribuye en Cine: Golem. Duración: 85 min. Público apropiado: Jóvenes-adultos. Género: Drama. Estreno: 1-08-2008.


¿Dónde está la felicidad?


Antoine es propietario de una agencia de marketing que funciona a las mil maravillas. Su vida es feliz y acomodada. Pero sin razón aparente, un día se le cruzan los cables y ridiculiza a un cliente, abandona la agencia y vende su parte a otro socio. Para colmo, llega a su casa el día de su 42 cumpleaños y su mujer le acusa de infidelidad, él lo niega pero el clima se tensa y acaba arremetiendo contra los dibujos que sus hijos le regalan. Por si esto no bastara, durante la cena de cumpleaños, reprende con crueldad los defectos de sus amigos y acaba a puñetazos con uno de ellos. ¿Qué le ocurre a Antoine? ¿Es la crisis de los cuarenta? ¿O hay algo más?


Jean Becker es un director francés que nos ha regalado películas tan entrañables como La fortuna de vivir o Conversaciones con mi jardinero, en las que nos muestra unos personajes muy humanos que se debaten buscando un sentido a su vida.

Lo mismo hace, aunque con un resultado menos notable, en Dejad de quererme. Un filme que arremete con sinceridad sobre la sociedad hedonista y consumista de nuestro tiempo que piensa que en el dinero y el bienestar estriba la felicidad. Una crítica certera, al que tal vez le falte algo de trascendencia, pero que en cualquier caso resulta interesante y hace reflexionar al espectador.


Vacío existencial y tragedia

La extravagante conducta de Antoine se comprende como una reacción de hastío ante una sociedad autosatisfecha y egoísta. El hombre cegado por el hedonismo y el afán desmesurado de bienestar toma sus deseos como criterio supremo de acción y arrastrado por el placer pierde la libertad interior. No distingue entre experiencias fuertes y experiencias creativas. Arrastrado por la seducción del vértigo del poder o del placer, el individuo pierde la libertad para ser creativo, porque la creatividad exige una apertura a las realidades valiosas, y el hombre sometido a sus apetencias permanece enclaustrado en su interioridad egoísta (LÓPEZ QUINTÁS, A.: El amor humano, su sentido y alcance. Edibesa, Madrid, 1992, p.119).

El protagonista de Dejad de quererme se siente exaltado y eufórico pero acaba angustiado y vacío. Intenta eliminar ese misterio del dolor y la muerte que le abruma, o tiende a considerarlo un mero problema del que debe librar a su familia, lo cual le arrastra a una conducta de rechazo violento hacia todo lo que le rodea y ama.

Libertad y donación personal

Una de las causas principales del desajuste ético de nuestra época, muy bien reflejado por el filme de Jean Becker, radica en la ausencia de verdadero encuentro en la vida personal. Desde hace décadas el hombre occidental manifiesta una atracción hacia los modos de vida infrapersonales y pretende con ello llegar a fundirse con el entorno y con los otros, como si se tratara de objetos. Además se afirma que en esa fusión se encuentra la felicidad. Son vivencias en las que priman el componente sensual y sentimental, las emociones fuertes que agitan al sujeto hasta hacerle perder la conciencia.


Nos enfrentamos a un tópico que también aparece en el cine, la publicidad y en algunas obras literarias y musicales contemporáneas: la búsqueda de la fusión con lo que se ‘ama’, perderse en lo otro y en el otro, buscar una unión física, intensa y estremecedora, pero fugaz. Tal tendencia al contacto físico se convierte en un sucedáneo del verdadero encuentro amoroso: pegarse a la piel de otro o fundirse dos cuerpos en un intenso abrazo no implica necesariamente una estrecha unión personal.


Estos actos de comunicación humana corporal deben ser manifestación de algo más profundo, sin lo cual se vuelven fugaces y estériles, como se advierte en un par de escenas de la película que estamos comentando.

El amor desinteresado como sentido de la vida

El poder del amor permite superar todas las crisis, evitar el sentimentalismo y dar pleno sentido a una vida en apariencia anodina. Una lección olvidada por Antoine, el protagonista de Dejad de quererme.


Y es que el ser humano, en definitiva, se autorrealiza en la medida en que se trasciende al servicio de una causa o en el amor a otra persona. Un amor que suele ir acompañado por el dolor. Es decir, el hombre sólo se humaniza plenamente cuando se pasa por alto y se olvida de sí mismo (V. FRANKL, El hombre en busca de sentido), pero tal vez no sea necesario para ello huir de los que se ama, como hace Antoine, aunque esto, a la postre, le permita la reconciliación con su padre. Y es que el cine de Becker es realista pero no pesimista, está inundado de un irrefrenable deseo de vivir.

Pues como decía su compatriota Bergson, la alegría anuncia el triunfo de la vida. Y a veces se puede confundir la alegría y el entusiasmo con la mera euforia, lo cual es una banalización de la felicidad. La dicha no se alcanza cuando se persigue con obsesión y de modo individualista, como fruto de una mera complacencia o de instintos satisfechos, sino que brota del interior de quien se preocupa por buscar el sentido de su vida entregándose a los demás.