jueves, 12 de marzo de 2009

A CIEGAS (BLINDNESS)





País: Brasil, Canadá, Japón. Director: Fernando Meirelles. Argumento: José Saramago (Novela "Ensaio Sobre a Cegueira"). Guión: Don McKellar. Intérpretes: Julianne Moore, Mark Ruffalo, Alice Braga, Yusuke Iseya, Danny Glover. Fotografía: César Charlone. Distribuye en Cine: Notro Films. Duración: 120 min. Género: Drama. Estreno: 13-03-2009. Público apropiado: Adultos. Contenidos: XDS.

Si un ciego guía a otro ciego…

Un día cualquiera en una ciudad cualquiera la epidemia brota de un modo imprevisto. La gente se queda ciega de repente, sin previo aviso, con una ceguera blanca, lechosa. Las autoridades alarmadas encierran a los contagiados en un desvencijado hospital. Pero pronto la epidemia causará estragos en toda la población y el caos, el pillaje y las pasiones más rastreras harán presencia en esa ciudad desolada. Sólo una mujer conserva de modo secreto (únicamente su marido lo sabe) la capacidad de ver en ese antro de invidentes.

Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El jardinero Fiel) adapta a la pantalla la novela del premio nobel portugués José Saramago, y si esta nos brindaba un retrato abrumador, horrible e indigesto de las bajezas humanas, algo similar nos ofrece el filme del director brasileño, a pesar de sus esfuerzos por mitigar algo ese radical pesimismo en el tramo final del filme. Otro asunto es si uno puede llegar intacto a esa última etapa de A ciegas, después de dos horas angustiosas, insoportables y reiterativas, en las que parece reflejarse aquella frase de Hobbes que asumen los nihilistas y pesimistas como Saramago: el hombre es un lobo para el hombre.

Y es que una sociedad y una ética que no se fundamenta en valores consistentes, y carece de una referencia a un fundamento metafísico (más o menos consciente) en el ser Absoluto (Dios) deriva en la afirmación de una voluntad arbitraria, con todos los problemas que esa tesis conlleva (no olvidemos que Saramago se proclama ateo). Si todos tenemos una libertad sin límites, buscaremos a toda costa ser los protagonistas exclusivos de nuestra vida, sin admitir el papel de los demás o las exigencias de los otros. El mundo de los demás será, como refleja el filme A ciegas, parafraseando a Sartre y Hobbes, un infierno plagado de lobos.


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