lunes, 23 de junio de 2008

EL FINAL DE CASABLANCA: UN EJEMPLO DE ÉTICA DE LA IMAGEN


Aeropuerto de Casablanca, 1942. Envuelto por una niebla improbable en esas latitudes, va a reunirse uno de los triángulos amorosos más populares de la historia del cine: Ilsa Laszlo (Ingrid Bergman), Rick Blaine (Humphrey Bogart) y Victor Laszlo (Paul Henreid). Rick e Ilsa tuvieron un romance en París, cuando ella creía que Victor había muerto en su lucha contra el terror nazi. Cuando descubre que su marido vive, abandona a Rick sin darle explicaciones. Tiempo después se reencuentran en Casablanca donde renace la pasión y el dolor. El matrimonio Laszlo necesita unos salvoconductos para huir de la persecución alemana y sólo Rick puede obtenerlos. Los antiguos amantes se enfrentan a un conflicto moral: ¿qué debemos hacer?

El desarrollo del guión corre paralelo a la historia, tan real como la vida misma. Los hermanos Epstein, principales guionistas del filme, no han elaborado un final definitivo. Esto provoca discusiones en el reparto, sobre todo a causa de Ingrid Bergman que está tensa porque no sabe cómo actuar: desconoce si se fugará con Rick o volverá con su marido.
Se barajaron diversos finales que no agradaron a nadie: Rick se marcha con Ilsa a Lisboa o se queda con él en Casablanca; Rick muere al ayudar en la fuga a Víctor o éste muere en el aeropuerto para dejar libre a Ilsa. Tales desenlaces que caían en el error catalogado, en el ámbito de la narrativa audiovisual, como deus ex máchina. Unas resoluciones muy emotivas pero encomendadas al azar o a lo inverosímil.

El final definitivo, que todos conocemos y hemos visionado cientos de veces, es el mejor de los posibles. Un desenlace que pone el broche de oro a esta película mítica. ¿Por qué nos complace tanto este final? Sin duda por su alto valor ético. Cualquier otro final nos hubiera dejado mal sabor de boca. Éste, en cambio, es el más feliz porque es fruto del sacrificio, como la sonrisa de Ilsa mientras seca sus lágrimas camino del avión.

Sin duda es el más creativo de los finales posibles porque ha elegido la excelencia ética, el valor más alto. Ante el dilema, Rick elige lo mejor. Es capaz de sacrificar su pasión amorosa por un bien superior: la fidelidad de Ilsa a Victor y a su obra en pro de la libertad y en contra de la tiranía.

Rick: Anoche dijimos muchas cosas. Dijiste que yo tenía que pensar por los dos, y es lo que he hecho. Sé que tienes que subir a ese avión con Victor, que es a quien perteneces.
Ilsa: Pero Rick, escucha.
Rick: Escúchame tú (…). Si ese avión despega y no estás en él, lo lamentarás. Tal vez no ahora, tal vez ni hoy ni mañana. Pero más tarde, toda la vida. (...) Yo también tengo mi labor que hacer (...). Algún día lo comprenderás. Vamos, vamos, ve con él, Ilsa.

Una atmósfera de gran calidad ética envuelve toda la escena. Todo se supedita al valor más alto. “Los problemas de tres personas no importan cuando el mundo entero está en juego”, afirma Rick. Incluso el cínico capitán Louis Renault (Claude Rains) protege a Rick de los nazis, y hace un gesto de desprecio al gobierno colaboracionista de Vichy (arrojando a la papelera una botella de agua con esa marca). También los actores se vieron contagiados por ese clima y buscaron la máxima verosimilitud ética del final. Bogart, por ejemplo, discutió con el director, Michael Curtiz, pues no le parecía lógico dar un beso final a Ilsa.

¿Qué confiere calidad a las obras maestras del séptimo arte? La unión de ética y estética, belleza y bondad, amor y sacrificio. Se podría decir que la clave de una ética de la imagen estriba en saber combinar, de modo creativo, la estética narrativa con la ética. Lo único que pretende este ejemplo es mostrar que la creatividad no es un asunto meramente artístico, y que la ética no es una barrera para el profesional de lo audiovisual, un límite agobiante que merma su libertad de expresión, sino más bien un saber práctico que le permite alcanzar altas cotas de creatividad.

(SI TE INTERESA PROFUNDIZAR TE RECOMIENDO QUE SIGAS EN EL LIBRO De Casablanca a Solas. La creatividad ética en cine y televisión. Eiunsa, Madrid 2005.)

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