jueves, 26 de julio de 2012

Prometheus




País: EE.UU. Dirección: Ridley Scott. Intérpretes: Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Guy Pearce, Logan Marshall-Green. Guión: Damon Lindelof, Jon Spaihts. Música: Marc Streitenfeld. Fotografía: Dariusz Wolski. Distribuye en cine: Fox. Contenidos: VS. Público apropiado: No recomendada para menores de 16 años. Estreno: 03-08-2012.

Mucho ruido y pocas nueces

Un equipo de científicos emprende un viaje a bordo de la nave Prometheus con el objetivo de resolver el enigma sobre el origen de la especie humana. A la cabeza de la expedición figuran dos jóvenes científicos, la doctora Shaw y Charlie Holloway. Shaw es creyente (no se desprende del crucifijo que heredó de su padre) y quiere reforzar más su convicción religiosa, mientras que Holloway es algo escéptico. En el transcurso de su labor, estos dos arqueólogos han descubierto unos pictogramas rupestres que proporcionan pistas sobre antiguas civilizaciones que poblaron la Tierra. Ellos consideran este hallazgo como una invitación a viajar hacia un lejano planeta; para lograrlo convencen a una gran corporación, Weyland Industries, para que sufrague la misión.

Trailer Prometheus

Ridley Scott regresa al género de ciencia-ficción que le encumbró hace décadas con dos de sus mejores películas: Alien, el octavo pasajero y Blade Runner. Y lo hace con un filme que pretende ser una precuela de Alien, aunque también hay en Prometheus referencias a 2001, una odisea del espacio de Kubrick (sobre todo con el personaje del robot David, que mantiene una relación de obediencia y menosprecio hacia los humanos similar a la de Hal, el ordenador de la citada 2001).


Prometheus también pretende situarse en la órbita filosófica y mítica de la magistral Blade Runner. “La metáfora central de la película gira en torno al titán griego Prometeo, que desafió a los dioses al proporcionar a los humanos el don del fuego, por lo cual fue terriblemente castigado”, declara Scott. “Cuando aludes al mito en el que se basa el título del filme, en realidad hablas sobre el tema de la relación que el ser humano establece con los dioses –los seres que nos crearon– y lo que sucede cuando los desafiamos”. Y al igual que la obra maestra de Scott, Prometheus habla sobre nosotros, quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos.


Pero no se hagan ilusiones, porque todo en Prometheus se queda en buenas intenciones y no va más allá. Y sólo con buenas intenciones no se llega muy lejos, ni en el cine ni en la vida. Por eso, después de una presentación interesante y sugerente que pretende encontrar un porqué al enigma del hombre y soslayar ciertos dogmas cientificistas como el evolucionismo radical y materialista, la película desemboca en un espectáculo visual eficaz pero carente de emoción: lento, soso y aburrido, con personajes superfluos (como el de Charlize Teron) y que a nivel temático sólo refleja una vaga y confusa noción de trascendencia (parece lógico pensar que la causa de nuestro origen no es otro ser finito, pero esta idea sólo está implícita en el filme y hubiera sido muy interesante desarrollarla).

A muchos nos da la impresión de que Ridley Scott entonó su canto de cisne hace 30 años con Blade Runner, y desde entonces no ha vuelto a levantar cabeza. Es cierto que sus películas tienen un excelente diseño de producción y, por tanto, una poderosa fuerza visual, pero carecen de ideas consistentes y profundas.





1 comentario:

Iñaki dijo...

Sería interesante hacer un repaso de las obras de algunos directores que, tras el éxito de alguna de sus películas, no vuelven a hacer nada de valor. Podría llegarse a la conclusión de que la clave fue encontrar una buena historia y un buen guion. Se me viene a la memoria F. Darabont (Cadena Perpetua), L. Kasdan (El turista accidental), R. Benigni (La vida es bella) o J. Schlesinger (Marathon man).
En otros casos, el asunto sería más dicutible, pero ¿cuántas películas merecen la pena de D. Lynch (Una historia verdadera), el mismo R. Scott o incluso Coppola?
Si pensamos, por el contrario, en directores clásicos, habría que darle la vuelta a la pregunta: ¿qué película no merece la pena de J. Ford, H. Hawks o Capra?
Algunos, no obstante, no viven del cine, y sólo hacen alguna película si tienen algo que decir. Así, Dreyer o Erice. Son pocos.