País: Francia, Italia. Dirección y guión: Nanni Moretti. Intérpretes: Nanni Moretti, Michel Piccoli, Margherita Buy, Roberto
Nobile, Jerzy Stuhr, Renato Scarpa, Dario Cantarelli, Gianluca
Gobbi. Música: Franco Piersanti. Fotografía: Alessandro
Pesci. Distribuye en Cine: Vértigo. Duración: 102 min. Público apropiado: No recomendada para menores de 16 años. Género: Comedia, Drama. Estreno: 04-11-2011.
Una comedia amarga
Tras
la muerte y los funerales por el Papa, en el Vaticano se celebra un cónclave
para elegir a un nuevo pontífice. Todos los cardenales suplican a Dios que no
recaiga sobre ellos esa pesada carga. Después de varias votaciones y cambio de
candidatos, al final resulta elegido un cardenal francés. Cuando el nuevo Papa
se dispone a salir al balcón de la basílica de San Pedro, después del tradicional
anuncio (Habemus Papam), sufre un
ataque de pánico y no llega a asomarse para bendecir a los fieles. Todos quedan
desconcertados y sin saber quién es el elegido.
Los
cardenales, aconsejados por el jefe de la oficina de prensa de la Santa Sede, recurren
a los servicios de un psicoanalista ateo muy prestigioso para que atienda al Papa.
La terapia del psicólogo no funciona, por lo que el jefe de prensa y unos pocos
guardaespaldas acuden de incógnito con el Santo Padre a ver a una terapeuta (ex
mujer del psicólogo); en un descuido de sus acompañantes, el Obispo de Roma
desparece y se pierde por las calles de la ciudad eterna. Entretanto, ignorantes
de su desaparición, el psiquiatra (recluido en el Vaticano para que no desvele la
identidad del nuevo sucesor de san Pedro) y los cardenales pasan el tiempo entre
partidas de cartas y ligas de voleibol.
Como
se puede apreciar, Habemus Papam es
una comedia vaticana caricaturesca, pero de tono amable (el cine italiano suele
ser más elegante, a la hora de abordar la temática religiosa, que cierto cine español).
Sin embargo, esta apreciación no debe hacernos olvidar que la comedia está
dirigida por un realizador que es ateo militante, y que no puede evitar ofrecer
una estampa surrealista, y algo grotesca en ocasiones, de una realidad misteriosa
que no llega a comprender: la Iglesia Católica. Entre risas y emociones,
Moretti introduce con sutileza algunas píldoras críticas sobre la institución católica.
En otros casos, su desconocimiento de la antropología cristiana le lleva a poner
en boca de un personaje la peregrina idea de que el inconsciente es incompatible
con la idea de alma.
Pero
el principal defecto de esta película italiana no estriba en el contenido sino
en la forma: un guión errático que tras una primera media hora ingeniosa y prometedora,
se estanca y comienza a divagar, a repetir situaciones y alargar escenas que no
aportan nada a la historia principal, para desembocar al final en un desenlace
desolador, pero sincero, lleno de ese pesimismo propio de los que, como Nanni
Moretti, han perdido toda esperanza.
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