País: Japón. Dirección y guión: Hirokazu Koreeda. Intérpretes: Hiroshi Abe, Yui Natsukawa, You, Kazuya Takahashi, Shohei Tanaka, Kirin Kiki, Yoshio Harada. Música: Gonchichi. Fotografía: Yutaka Yamasaki. Distribuye en Cine: Golem. Duración: 114 min. Público apropiado: No recomendada para menores de 7 años. Género: Drama. Estreno: 05-06-2009.
Un hogar japonés
Una familia se reúne para recordar el aniversario del fallecimiento, hace quince años, del hijo mayor. En la celebración se dan cita tres generaciones: los abuelos, en cuya casa se lleva a cabo la fiesta, la hija, parlanchina y espontánea, y que aspira a mudarse con su marido cachazudo y sus dos alocados hijos a vivir allí, y el hijo menor, que se acaba de casar con una joven viuda que tiene un hijo de su anterior matrimonio. El abuelo es un médico jubilado, orgulloso y arisco, que añora a su hijo muerto y maltrata a su segundo hijo por considerarlo un inútil (se dedica a la restauración de cuadros), pues nunca eligió lo que su padre tanto deseaba: ser otro médico. La abuela es un ama de casa dicharachera pero que no ve con buenos ojos a la viuda y a su niño.
Still walking trascurre en apenas 24 horas y en la vivienda familiar, pero Koreeda filma con maestría ese reducido espacio y nos muestra con detalle, pero a la vez con frescura y simpatía, las costumbres cotidianas del Japón (desde la visita a una tumba o la preparación de una comida hasta el sencillo hecho de tomarse un baño). Y a pesar del tono agridulce del conflicto familiar que se nos cuenta en esta sencilla película, el director nipón nos brinda una visión esperanzada y positiva de la familia.
Still walking recuerda a los filmes del clásico Ozu pero actualizados al Japón del siglo XXI, por tanto, una pequeña joya del séptimo arte.
Un hogar japonés
Una familia se reúne para recordar el aniversario del fallecimiento, hace quince años, del hijo mayor. En la celebración se dan cita tres generaciones: los abuelos, en cuya casa se lleva a cabo la fiesta, la hija, parlanchina y espontánea, y que aspira a mudarse con su marido cachazudo y sus dos alocados hijos a vivir allí, y el hijo menor, que se acaba de casar con una joven viuda que tiene un hijo de su anterior matrimonio. El abuelo es un médico jubilado, orgulloso y arisco, que añora a su hijo muerto y maltrata a su segundo hijo por considerarlo un inútil (se dedica a la restauración de cuadros), pues nunca eligió lo que su padre tanto deseaba: ser otro médico. La abuela es un ama de casa dicharachera pero que no ve con buenos ojos a la viuda y a su niño.
Still walking trascurre en apenas 24 horas y en la vivienda familiar, pero Koreeda filma con maestría ese reducido espacio y nos muestra con detalle, pero a la vez con frescura y simpatía, las costumbres cotidianas del Japón (desde la visita a una tumba o la preparación de una comida hasta el sencillo hecho de tomarse un baño). Y a pesar del tono agridulce del conflicto familiar que se nos cuenta en esta sencilla película, el director nipón nos brinda una visión esperanzada y positiva de la familia.
Still walking recuerda a los filmes del clásico Ozu pero actualizados al Japón del siglo XXI, por tanto, una pequeña joya del séptimo arte.
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