País: EE.UU. Dirección: David Mamet. Intérpretes: Chiwetel Ejiofor, Tim Allen, Alice Braga, Emily Mortimer, Joe Mantegna, Rebecca Pidgeon. Guión: David Mamet. Música: Stephen Endelman. Fotografía: Robert Elswit. Distribuye en Cine: Sony. Duración: 99 min. Género: Acción. Estreno: 08-08-2008.
Artes marciales, cine y ética
Mike Terry es un experto de jiu-jitsu, pero no quiere participar en competiciones oficiales y se limita a regentar una academia para ofrecer su experiencia en artes marciales a policías y guardaespaldas. Pero un día salva a un hombre de ser apaleado en un local de copas, y resulta que el individuo en cuestión es una estrella del cine que, en gratitud a su salvador, le ofrece colaborar en una de sus películas. Pero tras el ofrecimiento aparecerán una serie de turbios personajes sin escrúpulos que chocan con la integridad de Mike.
David Mamet es uno de los mejores guionistas de Hollywood y en algunas de sus películas (El caso Winslow, State and Main) arremete contra las inmoralidades del mundillo cinematográfico o de otras instituciones públicas. En Cinturón rojo aborda el mismo tema pero desde la óptica del boxeo y las artes marciales, como ya se hiciera en Million Dollar Baby o en Cinderella Man.
A pesar de esto el estilo cinematográfico de Mamet es muy diverso al de las películas citadas. Su punto fuerte son los personajes y los diálogos (no en vano procede el mundo teatral) y el sentido del honor, que recuerda a filmes japoneses clásicos como Los siete samuráis, pero en versión americana actual.
Necesidad de la Ética profesional
Parece que está de moda hablar sobre deontología profesional. Incluso el buen gusto se plantea como categoría no sólo estética, sino también ética. Sin embargo no basta con el buen gusto para que un trabajo creativo sea moralmente aceptable. A pesar de todo, el buen gusto puede ser el reflejo de una postura ética, que ha sido definida como el arte de la buena vida; ¿y en qué consiste esa vida ideal? La respuesta nos la ofrece la propia ética, un saber práctico que nos orienta en la búsqueda de esa meta.
Parece que está de moda hablar sobre deontología profesional. Incluso el buen gusto se plantea como categoría no sólo estética, sino también ética. Sin embargo no basta con el buen gusto para que un trabajo creativo sea moralmente aceptable. A pesar de todo, el buen gusto puede ser el reflejo de una postura ética, que ha sido definida como el arte de la buena vida; ¿y en qué consiste esa vida ideal? La respuesta nos la ofrece la propia ética, un saber práctico que nos orienta en la búsqueda de esa meta.
Ética y creatividad
Se puede decir que la ética es una experiencia y un arte. Y como todo arte, está vinculada a la creatividad. ¿Qué creatividad? La que persigue descubrir cuál es la conducta digna, la mejor posible para el bien de la persona, y el esfuerzo por realizarla –como la decisión final de Rick Blaine en Casablanca–. Y como el arte, no busca dominar o utilizar, tan sólo busca descubrir el esplendor del bien y realizarlo en la vida.
La ética, antes que una teoría, es una experiencia, algo que se descubre en lo ordinario y se incorpora al vivir cotidiano. Pero también es una ciencia, un saber de tipo práctico que analiza la acción humana desde el punto de vista del bien y del mal, o dicho de otro modo, de lo que perfecciona o daña a la dignidad de la persona. Es la ciencia del deber ser, por tanto presupone el apoyo de otras ciencias que estudian el ser del hombre, como la antropología o la epistemología. Estas ciencias nos aportan conceptos básicos para la ética, como son: verdad, persona, fin y dignidad. También se distingue de cualquier técnica, pues se trata de conocimientos que buscan medios, no fines. La ética, en cambio, no se limita a describir o cuantificar actos, o a calcular los medios para ser más eficaz, sino a valorar tanto los actos humanos como los fines y los medios.
Honor versus utilidad
Hablar de ética equivale a reconocer que algunas actitudes enriquecen a la persona y otras le hacen daño, tanto a escala individual como social. Precisamente la alarma ética surge cuando se descubre, como hace Mike en Cinturón rojo, que algo nos impide alcanzar la finalidad propia de la persona: la felicidad y plenitud a que aspiramos. Y también cuando en el trabajo profesional se advierten conductas que dañan bienes de gran valor. Y hay algo que nos disgusta, aunque sólo sepamos intuirlo de un modo confuso, pues resulta más creativo respetar a la persona y tratarla como tal que reducirla a un medio para conseguir más audiencia, como ocurre con los combates que organizan algunos personajes de la película Cinturón rojo.
La ética profesional es precisamente la voz de la conciencia en la profesión; la ayuda fundamental para unificar la creatividad estética con la creatividad ética. Cuando existe una buena educación de la sensibilidad moral es más fácil identificar qué programas, anuncios o películas están mal porque nos dañan a nosotros y dañan a los otros. Constituye, sin más, la sabiduría práctica para ser creativos haciendo el bien.
Precisamente, quizá el mayor problema ético que detecta David Mamet en la sociedad actual proceda de poner la utilidad en primer lugar: otorgar tanta prioridad a la obtención de resultados que cualquier otra consideración caiga en el olvido. Porque si lo único que se busca es el aumento de audiencia, con frecuencia la ética no es el camino más corto. Sin embargo, para entender el discurso ético hay que situar la utilidad es su lugar, y supeditarla al bien. La ética está por encima de la utilidad; busca el bien, personal y social. Por eso el comportamiento ético siempre compensa a largo plazo: como refleja la emotiva escena final, que da título al filme, de Mike y su maestro en el cuadrilátero.
La ética, antes que una teoría, es una experiencia, algo que se descubre en lo ordinario y se incorpora al vivir cotidiano. Pero también es una ciencia, un saber de tipo práctico que analiza la acción humana desde el punto de vista del bien y del mal, o dicho de otro modo, de lo que perfecciona o daña a la dignidad de la persona. Es la ciencia del deber ser, por tanto presupone el apoyo de otras ciencias que estudian el ser del hombre, como la antropología o la epistemología. Estas ciencias nos aportan conceptos básicos para la ética, como son: verdad, persona, fin y dignidad. También se distingue de cualquier técnica, pues se trata de conocimientos que buscan medios, no fines. La ética, en cambio, no se limita a describir o cuantificar actos, o a calcular los medios para ser más eficaz, sino a valorar tanto los actos humanos como los fines y los medios.
Honor versus utilidad
Hablar de ética equivale a reconocer que algunas actitudes enriquecen a la persona y otras le hacen daño, tanto a escala individual como social. Precisamente la alarma ética surge cuando se descubre, como hace Mike en Cinturón rojo, que algo nos impide alcanzar la finalidad propia de la persona: la felicidad y plenitud a que aspiramos. Y también cuando en el trabajo profesional se advierten conductas que dañan bienes de gran valor. Y hay algo que nos disgusta, aunque sólo sepamos intuirlo de un modo confuso, pues resulta más creativo respetar a la persona y tratarla como tal que reducirla a un medio para conseguir más audiencia, como ocurre con los combates que organizan algunos personajes de la película Cinturón rojo.
La ética profesional es precisamente la voz de la conciencia en la profesión; la ayuda fundamental para unificar la creatividad estética con la creatividad ética. Cuando existe una buena educación de la sensibilidad moral es más fácil identificar qué programas, anuncios o películas están mal porque nos dañan a nosotros y dañan a los otros. Constituye, sin más, la sabiduría práctica para ser creativos haciendo el bien.
Precisamente, quizá el mayor problema ético que detecta David Mamet en la sociedad actual proceda de poner la utilidad en primer lugar: otorgar tanta prioridad a la obtención de resultados que cualquier otra consideración caiga en el olvido. Porque si lo único que se busca es el aumento de audiencia, con frecuencia la ética no es el camino más corto. Sin embargo, para entender el discurso ético hay que situar la utilidad es su lugar, y supeditarla al bien. La ética está por encima de la utilidad; busca el bien, personal y social. Por eso el comportamiento ético siempre compensa a largo plazo: como refleja la emotiva escena final, que da título al filme, de Mike y su maestro en el cuadrilátero.
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